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Pokémon Go, el fenómeno mundial más popular que el porno

Seis días después de su lanzamiento el nombre de Pokemón suena en cualquier rincón del mundo. Juntar a los míticos personajes del juego con la geolocalización ha dibujado una fina línea entre la vida virtual y la real. Pokémon Go usa nuestro GPS y nuestra cámara para convertir el mundo en un terreno infinito en el que poder capturar a estas criaturas. Tiendas convencionales y hasta Iglesias están aprovechando el tirón para captar clientes y adeptos. El juego convierte estos lugares en los llamados Pokémon Gyms -lugares donde los entrenadores entrenan a sus Pokémon o luchan contra otros equipos- y en los PokéStops, donde los usuarios pueden acudir físicamente para lograr accesorios gratuitos o comprar las Pokéballs-. La fórmula rompe con el sedentarismo propio de los videojuegos: si quieres avanzar en el juego tienes que moverte. El fenómeno también está generando una enorme actividad en las búsquedas de Google. En los últimos días ha generado más búsquedas que términos como porn (porno, en inglés). La contraprestación a tanta ventaja es la privacidad. Varios blogs alertan de que los usuarios de Pokemón Go conceden un «acceso total» a la cuenta de Google, lo que implica emails, fotos, documentos en la nube y datos personales.

Pokémon Go, el fenómeno mundial más popular que el porno

Reuters

No se puede descargar en todo el mundo, pero ya es uno de los fenómenos mundiales más grandes de los últimos tiempos. Pokémon Go, el juego de realidad aumentada para móviles que supone una vuelta de tuerca a la popular serie de animación, ha superado cualquier pronóstico pese a encontrarse disponible por el momento únicamente en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Su éxito no sólo se mide en cifras -las acciones de Nintendo se han disparado hasta un 58%-, sino que la adicción creada ha propiciado situaciones de lo más bizarras.

Seis días después de su lanzamiento el nombre de Pokemón suena en cualquier rincón del mundo. Juntar a los míticos personajes del juego con la geolocalización ha dibujado una fina línea entre la vida virtual y la real. Pokémon Go usa nuestro GPS y nuestra cámara para convertir el mundo en un terreno infinito en el que poder capturar a estas criaturas. Tiendas convencionales y hasta Iglesias están aprovechando el tirón para captar clientes y adeptos. El juego convierte estos lugares en los llamados Pokémon Gyms -lugares donde los entrenadores entrenan a sus Pokémon o luchan contra otros equipos- y en los PokéStops, donde los usuarios pueden acudir físicamente para lograr accesorios gratuitos o comprar las Pokéballs-. La fórmula rompe con el sedentarismo propio de los videojuegos: si quieres avanzar en el juego tienes que moverte. El fenómeno también está generando una enorme actividad en las búsquedas de Google. En los últimos días ha generado más búsquedas que términos como porn (porno, en inglés).

La contraprestación a tanta ventaja es la privacidad. Varios blogs alertan de que los usuarios de Pokemón Go conceden un «acceso total» a la cuenta de Google, lo que implica emails, fotos, documentos en la nube y datos personales.

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