Las proyecciones de Portugal dan como ganador al socialista António Costa
La sorpresa quizás sea el éxito del pequeño partido animalista PAN, que podría irrumpir con el 3 o 4% de los votos
El primer ministro portugués, el socialista António Costa, en el poder gracias a una alianza con la extrema izquierda, lideraba este domingo el escrutinio de las legislativas con entre 100 y 117 escaños en una camara de 230, de acuerdo con proyecciones de cadenas de televisión.
Costa, de 58 años y quien ha logrado desde 2015 dar vuelta a la página de austeridad sin renunciar a una estricta disciplina presupuestaria, obtenía entre 34 y 40% de sufragios, según los reportes de la cadena estatal RTP y de las privadas SIC y TVI, mientras que la mayoría absoluta en el parlamento se establece en 116 escaños.
El Partido Socialdemócrata (PSD, centro-derecha) ocupa el segundo lugar con un rango de 68 a 82 escaños (24 a 31% de los votos), según esas mismas proyecciones. Si el exalcalde de Lisboa, de origen indio, es reconducido en el cargo, se confirmaría que el país es uno de los únicos casos en Europa donde los socialistas gobiernan y donde la extrema derecha no gana terreno.
Las proyecciones de los votos coinciden casi punto por punto con las últimas encuentas previas, que daban a Costa entre 36 al 39% de la intención de voto, frente a 25 al 30% para su principal adversario, el exalcalde de Oporto, Rui Rio, de 62 años y del centroderechista PSD.
Si estos datos se confirman, el Partido Socialista (PS) saldría reforzado en el nuevo Parlamento, aunque quizás con la necesidad de buscar apoyos entre las formaciones de izquierda.
Fuerte crecimiento, déficit en baja
El país ahora registra su mayor crecimiento desde los años 2000 (3,5% en 2017 y 2,4% en 2018), mientras que el desempleo se ha reducido a los niveles anteriores a la crisis (6,4% en julio) y el déficit público se reducirá a 0,2% este año. «Hemos salido de un periodo muy difícil […]. Por supuesto que ahora respiramos mejor», declaró Ana Maria Varela, una profesora universitaria de 65 años, después de haber votado «por la izquierda» en Lisboa.
La estrategia del socialista -acelerar la supresión de medidas de austeridad aprovechando la situación favorable para seguir reduciendo el déficit- ha sido su mejor argumento electoral. «Conmigo, los portugueses saben que no habrá ni radicalismos ni marcha atrás», declaró Costa el viernes, junto a su popular ministro de Finanzas, el presidente del Eurogrupo Mario Centeno. «Cada voto cuenta y se necesita un PS fuerte para garantizar cuatro nuevos años de estabilidad», añadió, en su último día de campaña.
Rui Rio ya parece haber aceptado su derrota. «Sería agradable poder decir que estoy casi seguro de ganar, pero no es el caso», reconoció el viernes el jefe de la oposición de derecha. En estas últimas semanas, Rio consiguió sin embargo reducir la ventaja de Costa en los sondeos. Centró sus ataques en una rocambolesca historia relacionada con el robo de material de guerra en una caserna del ejército de Portugal, en el que está implicado el exministro de Defensa del socialista.
Error de último momento
Costa por su parte cometió un error el último de día de campaña al perder los nervios frente a un elector que lo criticó por su mala gestión durante los mortíferos incendios del verano de 2017, que según dijo el político fueron el momento más difícil de su mandato.
Pero gracias a su buen balance económico, el primer ministro saliente también ha dejado en mala posición a sus aliados del Bloque de Izquierda (extrema izquierda) y del Partido Comunista, que podrían obtener cerca de un 17% de los votos, un resultado algo inferior al de 2015.
La sorpresa de las elecciones de Portugal sea el éxito del pequeño partido animalista PAN, fundado por un filósofo budista, que podría irrumpir con el 3 o 4% de los votos, y tener un papel en una posible alianza gubernamental. Según Frederico Santi, analista del gabinete Eurasia Group, «el resultado más probable es un gobierno minoritario del PS con el apoyo de partidos de la izquierda radical o, en una hipótesis menos verosímil, con el PAN».