Puigdemont se da un baño de masas en Perpiñán
Decenas de miles de personas acuden a la localidad francesa para recibir al expresident
El expresidente catalán Carles Puigdemont ha arengado este sábado a sus seguidores a prepararse para «la lucha definitiva» durante un acto con decenas de miles de personas en la localidad francesa de Perpiñán, a apenas 25 km de España. «Ahora tenemos que preparar la lucha definitiva, superando errores y venciendo dudas y debilidades», animó desde el escenario el expresident.
Decenas de miles de personas acudieron en coche, tren o cientos de autobuses a esta ciudad del sur de francia para recibir al dirigente. Unos 100.000 seguidores según la prefectura, 150.000 según los organizadores, llenaron el parque de las Exposiciones de Perpiñán con banderas independentistas, retratos de Puigdemont y lazos amarillos, símbolo utilizado por el movimiento para denunciar la persecución de sus líderes encarcelados y en el extranjero.
Hasta la reciente obtención de su inmunidad parlamentaria como eurodiputado, tras una larga batalla judicial, Puigdemont había evitado viajar a Francia por su estrecha colaboración policial con España, donde tiene pendiente una causa por sedición por la fallida secesión. Para él, que se ha prodigado en viajes por Europa, este era especial: la región perteneció durante siglos a los territorios catalanoparlantes y, aunque España la cedió en 1659, para los nacionalistas es la «Cataluña norte». «No sabíamos cuándo llegaría, pero sabíamos que si aguantábamos nuestras posiciones, llegaría un día como hoy en el que podríamos pisar tierras catalanas», celebró Puigdemont, recibido con gritos de «Nuestro presidente».
La visita a la zona comenzó el viernes con su asistencia al partido del equipo de rugby local, la USAP, estandarte de la cultura catalana, que le ofreció incluso una vuelta de honor al estadio. Y el sábado, antes del mitin, fue recibido por el alcalde de Perpiñán y la presidenta del departamento francés Pirineos-Orientales.
En un momento donde las divisiones corroen al independentismo y el inicio de una mesa de negociación con el Gobierno central parecen descartar un nuevo envite hacia la secesión, Puigdemont llamó a la «movilización permanente» ante «un régimen monárquico que es heredero directo del franquismo».
«Ya no nos pararemos y ya no nos pararán (…) No tenemos que esperar tiempos mejores, porque los tiempos mejores ya están aquí», afirmó Puigdemont. «No nos dejemos engatusar por futuras mesas y diálogos de mentira que solo buscan hacer ganar tiempo a Pedro Sánchez», criticó Clara Ponsatí, compañera de Puigdemont en el Europarlamento y antigua integrante de su Gobierno.
Entre el público, había posiciones similares: «De Madrid nunca nos podemos fiar», decía Mercè Bueso, una jubilada de 65 años. «Esta mesa no nos dará nada bueno, no se hablará de la autodeterminación», protestaba Maria Pagué, ingeniera de 25 años.