Ana Julia Quezada será juzgada por un jurado popular por el asesinato de Gabriel Cruz

El juez Rafael Soriano ha acordado que Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, el hijo de ocho años de su expareja, sea juzgada por un jurado popular por los delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral. El juez ha citado a Quezada el lunes 17 para comunicarle los delitos por los que será juzgada.

El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería ha notificado a las partes personadas en la causa el auto por el que transforma las diligencias previas en un procedimiento por tribunal de jurado, según han informado fuentes jurídicas a Efe. Estas fuentes insisten en que esto se trata de un trámite “normal”.

Ana Julia Quezada confesó que había matado a Gabriel Cruz, pero afirmó que ocurrió durante una discusión y que no quería “hacerle daño a Gabriel ni a nadie”.

La autora confesa del crimen declaró que vio al niño coger un hacha en el jardín y le dijo que la dejase, pero que él entró a la casa y le dijo que se callara y la insultó. Afirmó que forcejeó con el pequeño para quitarle el hacha “taponándole la boca a la vez para que se callara y no le insultara, que le apretó la boca y la nariz”, pero sin intención de matarlo.

Sin embargo, el auto judicial que dictó el juez Soriano para ordenar su ingreso en prisión en el mes de marzo mantiene que Quezada asfixió al pequeño con sus manos siguiendo “una malvada voluntad”.

El juez asegura que es “incuestionable” la participación de Quezada en la muerte de Gabriel Cruz, “por cuanto no solo es que ella misma haya reconocido tan luctuoso suceso, sino que de las intervenciones acordadas judicialmente y pruebas recopiladas se infiere una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión del crimen”, informa Efe.

Quezada fue detenida el 12 de marzo tras encontrar los restos de Gabriel Cruz en el maletero de su coche, con el que se disponía a trasladar el cuerpo del menor. Antes de la detención, equipos de rescate y numerosos voluntarios buscaron a Gabriel durante dos semanas en las alrededores del lugar de la desaparición.