La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha pedido un informe al Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general Miguel Ángel Villarroya, tras conocer que ha recibido la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19 junto a otros altos cargos militares del Estado Mayor de la Defensa (EMAD). La noticia llega apenas unas horas después de que este medio supiera en exclusiva que varios militares del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de Torrejón (CAOC TJ), que depende del EMAD, habían sido inoculados contra el coronavirus con vacunas que «sobraban».
Lo más importante: Robles ha asegurado que no sabía que el JEMAD y otros altos cargos de su gabinete habían sido vacunados hasta haberlo visto publicado en los medios de comunicación y ha pedido un informe al JEMAD para conocer en detalle el protocolo que se ha seguido para establecer las prioridades de vacunación dentro del EMAD.
Según ha explicado un portavoz del JEMAD a Europa Press, las Fuerzas Armadas tienen asignado por el Ministerio de Sanidad un cupo de vacunas al margen de las que se reparten entre las comunidades autónomas para ser suministradas a la población civil.
Dentro de ese cupo, al EMAD le corresponde un porcentaje para el que se estableció un orden de prioridades: personal sanitario, militares que van a participar en misiones en el extranejero y, por último, la estructura de mando siguiendo un criterio de edad. Es precisamente en este último grupo done entra el JEMAD y algunos generales, que han sido vacunados siguiendo el criterio de la edad.
Según el Ministerio de Sanidad, los militares no son personal esencial, por lo que estos deberían ser vacunados en la fase 2 de la campaña, es decir, en marzo. No obstante, Defensa ya anunció que comenzaría a poner en marcha la campaña de vacunación de los profesionales de las Fuerzas Armadas antes de que termine el mes de enero pero a aquellos cuyas unidades estén más expuestas al riesgo de contraer el virus.