El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha visitado a su homólogo sueco, Stefan Löfvenen, en su residencia de verano dentro de su gira europea para convencer a los socios comunitarios de la necesidad de activar el fondo de recuperación tras los efectos devastadores de la pandemia en todo el continente, pero especialmente en España e Italia.
En contexto: la voluntad de Sánchez era persuadir al socialdemócrata sueco sobre la necesidad de que gran parte del dinero que llegue a nuestro país no acarree una condicionalidad excesiva. Sin embargo, igual que ocurrió con los Países Bajos, Suecia no está dispuesto a dar su brazo a torcer con tanta facilidad.
En la rueda de prensa posterior, el líder escandinavo ha comentado «lo problemático» que les resulta «el volumen del fondo» y su naturaleza misma: en trasferencias, y no en créditos. Precisamente porque ellos pretenden que sea al revés. Sánchez, por su parte, ha admitido que todas las posiciones deberán ceder en estas negociaciones. Incluso ha añadido que habrá que hacer «un esfuerzo» y «renuncias» para llegar a buen puerto.
Estos viajes exprés –en apenas tres días– han llevado al presidente español a La Haya, Berlín y Harpsund. La próxima parada, este jueves, será París, donde le espera un Emmanuel Macron que, previsiblemente, apoyará punto por punto las intenciones de España e Italia. Dos países con niveles de deuda preocupantes que necesitan liquidez con urgencia.