Los médicos han pedido un esfuerzo internacional urgente para combatir una «pandemia de medicamentos falsos» que está matando a cientos de miles de personas en todo el mundo cada año. En este sentido, los expertos han advertido que un aumento del consumo de estos medicamentos falsificados y de mala calidad, muchas veces consumidos para tratar la malaria o la neumonía, provoca la muerte de 250.000 niños al año. También son injeridos para tratar o prevenir infecciones agudas y enfermedades como la hepatitis, la fiebre amarilla y la meningitis.
Estas muertes se producen en países donde la alta demanda de estas drogas se combina con una vigilancia y un control de calidad deficientes, lo que facilita que las bandas y los cárteles criminales se infiltren en el mercado. Bandas que a menudo se enfrentan solo a multas o sanciones menores.
Así, muchas de estas falsificaciones se originan en China e India y se ha comprobado que contienen de todo, desde tinta de impresora y pintura, hasta arsénico. Los medicamentos de estilo de vida, como la Viagra, dominan este mercado. También se han identificado medicamentos para el cáncer falsificados.
Pero más allá de las falsificaciones que son fabricadas y vendidas por bandas criminales, hay medicamentos de baja calidad que carecen de los ingredientes activos suficientes para funcionar correctamente o que no se disuelven correctamente cuando se toman. La
fabricación descuidada es a menudo el principal problema, pero también su venta una vez caducados o su incorrecto almacenamiento.
En un artículo publicado en el American Journal of Tropical Medicine and Hygiene, los médicos del gobierno de EEUU y la empresa farmacéutica Pfizer han advertido que el aumento de «medicamentos falsificados y de calidad inferior» se ha convertido en una «emergencia de salud pública». Además del daño directo que causan, estas drogas son un importante impulsor de la resistencia a los antimicrobianos, lo que alimenta el aumento de las superbacterias. «Este es un problema urgente de salud pública y tenemos que tomar medidas», apunta Joel Breman, científico emérito de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU en Maryland.
El informe señala que hasta el 10% de los medicamentos en los países de ingresos bajos y medios son de baja calidad o falsos, y cuestan a las economías locales entre 10 mil millones y 200 mil millones de dólares al año. En 2018, Pfizer identificó 95 productos falsificados en 113 países, frente a 29 falsificaciones en 75 países en 2008.
Entre las recomendaciones, los médicos piden un mayor apoyo para el programa de vigilancia de medicamentos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y una actualización de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, en los que los gobiernos garantizarían que al menos el 90% de los medicamentos en sus países fueran de alta calidad.
El mes pasado, la OMS emitió una alerta mundial sobre un medicamento falso contra el cáncer en Europa y América. El medicamento falsificado está empaquetado para parecerse a Iclusig, un medicamento contra el cáncer que se usa para tratar a los adultos con leucemia mieloide crónica y leucemia linfoblástica aguda. La OMS dijo que la píldora no contenía más que paracetamol.