Los médicos venezolanos trabajan alarmados desde que el Gobierno de Nicolás Maduro anunció que pretende vacunar a niños y adolescentes con Abdala y Soberana, ensayos cubanos de vacunas contra la COVID-19. Ninguno cuenta con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud.
Para el médico venezolano José Trujillo, expresidente de la Comisión de Desarrollo Social de la Asamblea Nacional y del Colegio Médico del Estado Aragua, eso es una «atrocidad». «Se desconocen las intenciones verdaderas de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien anunció que a partir de este lunes 25 el Gobierno iniciará un plan de inmunización en niños de 2 a 12 años», ha dicho.
Venezuela ha recibido un lote de 900.000 dosis de Abdala, que son las que se aplicarían a los niños y adolescentes. Trujillo ha exhortado a las organizaciones internacionales de salud «a evitar esa atrocidad sanitaria que pretende aplicar el Gobierno de Nicolás Maduro a los niños venezolanos».
Los científicos se oponen
Las sociedades científicas venezolanas de Infectología y de Pediatría también se oponen a esta propuesta del Gobierno de Maduro. En comunicados firmados por sus autoridades, lo han rechazado categóricamente. «Consideramos que los candidatos a vacuna Abdala y Soberana 2 no deben ser administradas como parte de un esquema de vacunación masiva mientras no cumplan con los requisitos de aval científico correspondiente, como se ha indicado con anterioridad», dijo la Sociedad Venezolana de Infectología en un comunicado de protesta publicado el 11 de octubre.
La Sociedad Venezolana de Pediatría y Puericultura se sumó a esta protesta, acotando, además, que no se ha probado ni la seguridad ni su eficacia en la población infantil. «No se puede administrar medicamentos o productos biológicos del que no se tenga información avalada por publicaciones científicas reconocidas. Tanto Abdala como Soberana carecen de ese aval», dice también el documento firmado por la presidenta de la sociedad, Elvia Badell.
Protestas constantes
La intención del Gobierno de inyectar Abdala y Soberana a la población venezolana se remonta a mediados de año. Desde junio, las instituciones médicas y padres organizados han alertado sobre el peligro de aplicar los cuestionados productos cubanos.
«Abdala no es una vacuna. Es un producto biológico experimental que no ha sido autorizado por la Organización Panamericana de la Salud ni la Organización Mundial de la Salud», ha dicho Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana.
En julio, el Colegio de Enfermeras de Caracas y de organizaciones como el Frente Amplio de Mujeres Venezuela Libre protestaron frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) contra la posible aplicación de los prototipos cubanos.
«Los niños son sujetos especiales de derecho. En Venezuela no podemos seguir permitiendo que nuestros niños venezolanos se conviertan en conejillos de indias», ha dicho la presidenta del Colegio de Enfermeros en Caracas, Ana Rosario Contreras.
Desde el 1 de septiembre, Cuba inocula a sus niños y adolescentes con la Abdala. Toda la población infantil, a partir de los dos años, está obligada a inyectarse.
«No se entiende por qué se les quiere vacunar a los niños con este biológico Abdala del que no se tiene referencia bibliográfica. Ni siquiera es reconocido por la comunidad científica internacional», ha añadido José Trujillo.