Sanidad retira este antibiótico de las farmacias y vuelven a revisarlo
Las autoridades sanitarias toman medidas para garantizar la seguridad de los medicamentos disponibles para pacientes
El sector farmacéutico ha emitido una nueva alerta que afecta a uno de los antibióticos más utilizados en España. Además, se ha solicitado una revisión minuciosa de ciertos lotes del fármaco, y su retirada ya está en marcha.
¿Qué antibiótico es y por qué lo han retirado?
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), dependiente del Ministerio de Sanidad, ha anunciado la retirada de un lote del antibiótico ‘Augmentine’, fabricado por GlaxoSmithKline, en presentación de 40 ml, debido a un defecto en el sellado de algunos frascos. Este medicamento contiene Amoxicilina Trihidratada y Ácido Clavulánico.
El lote afectado es el ‘CP3W’, con fecha de caducidad del 31 de agosto de 2025, y corresponde a ‘Augmentine’ 100 mg/ml + 12,5 mg/ml en polvo para suspensión oral, 1 frasco de 40 ml.
¿Qué defectos tiene?
La Aemps clasifica los defectos de los medicamentos en tres niveles de riesgo, siendo el nivel 1 el más grave y el 3 el menos peligroso. En este caso, el defecto se ha catalogado como de clase 2, lo que significa que no supone un riesgo grave para la vida del paciente.
La Aemps ya ha comunicado la alerta a la red de distribución y venta de medicamentos, solicitando la retirada de todas las unidades del lote afectado y su devolución al laboratorio mediante los canales habituales.
¿Para qué infecciones se utilizaba?
‘Augmentine’ se utiliza tanto en adultos como en niños para tratar infecciones del oído, senos paranasales, vías respiratorias, tracto urinario, piel, tejidos blandos y dentales, entre otras.
Es uno de los antibióticos más prescritos, especialmente en pediatría, y su escasez hace un año y medio generó problemas en la atención médica en España.
Sobre la automedicación, el uso inadecuado de amoxicilina puede causar efectos secundarios como alergias, diarreas, náuseas o erupciones cutáneas.
Sin embargo, el mayor peligro es la resistencia bacteriana, que surge cuando los antibióticos se usan de manera incorrecta o excesiva. Las bacterias pueden mutar rápidamente, haciendo que algunas infecciones se vuelvan resistentes al tratamiento.
En 2019, las infecciones causadas por bacterias resistentes provocaron más muertes que el sida o la malaria, con 1,27 millones de fallecimientos en todo el mundo, según un estudio de The Lancet.
Las fluoroquinolonas y los antibióticos betalactámicos, entre los cuales está la amoxicilina, están relacionados con más del 70% de estas muertes.
La resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas para la salud pública, según la Organización Mundial de la Salud, y se estima que para el año 2050 podría causar 10 millones de muertes anuales, afectando especialmente a niños.
¿Qué significa que las bacterias mutan?
Cuando se dice que las bacterias mutan, significa que experimentan cambios en su material genético, es decir, en su ADN. Estas mutaciones pueden ocurrir de forma natural y aleatoria cuando las bacterias se dividen para reproducirse.
Aunque la mayoría de estas mutaciones no afectan significativamente a la bacteria, algunas pueden otorgarles nuevas características, como la capacidad de resistir a los antibióticos.
Las bacterias se reproducen rápidamente, por lo que la probabilidad de que aparezcan mutaciones es alta. Si una mutación hace que una bacteria sea más resistente a un antibiótico, esa bacteria tiene una mayor probabilidad de sobrevivir cuando se utiliza ese medicamento.
Con el tiempo, estas bacterias resistentes pueden multiplicarse y propagarse, haciendo que las infecciones sean más difíciles de tratar.
¿Qué hacer para que no ocurra esto?
Es imposible evitar por completo que las bacterias muten, ya que las mutaciones son parte natural de su proceso de reproducción y evolución.
Sin embargo, hay varias medidas que pueden ayudar a reducir la aparición y propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, lo cual es el principal problema relacionado con las mutaciones bacterianas. Estas son algunas estrategias clave:
- Uso adecuado de antibióticos: solo tomar antibióticos cuando sean recetados por un médico y seguir el tratamiento completo, incluso si los síntomas desaparecen antes. No automedicarse ni interrumpir el tratamiento antes de tiempo.
- Evitar el uso innecesario de antibióticos: no usar antibióticos para tratar infecciones virales, como resfriados o gripes, ya que no son efectivos contra los virus.
- Mejorar la higiene: lavarse las manos frecuentemente, mantener una buena higiene personal y del entorno, y seguir prácticas adecuadas en hospitales y clínicas para prevenir la propagación de infecciones.
- Vacunación: mantenerse al día con las vacunas recomendadas, ya que muchas enfermedades infecciosas pueden prevenirse mediante la vacunación, lo que reduce la necesidad de antibióticos.