The Objective
Sanidad

Medicina Glamour, la clínica que se ofrecía en Instagram y operaba entre heces de animales

La Policía desmantela un quirófano en una trastienda de Carabanchel. Hacían aumentos de pecho y liposucciones

Medicina Glamour, la clínica que se ofrecía en Instagram y operaba entre heces de animales

El centro estético desarticulado por la Policía Nacional. | TO

Aparentaban ser una clínica de tratamientos faciales y corporales, pero lo que ocurría en la trastienda de Medicina Estética Glamour, en el distrito madrileño de Carabanchel, era totalmente distinto. Allí, la dueña del negocio tenía su vivienda y al mismo tiempo un quirófano clandestino en el que con ayuda de otras trabajadoras realizaba todo tipo de intervenciones quirúrgicas: aumentos de pecho, liposucciones, lipotransferencias, blefaropastias e incluso ligaduras de trompas. Lo hacían desde hacía años, sin ningún tipo de titulación y en unas condiciones higiénicas ínfimas. «Todo estaba lleno de heces de animales, había perros, gatos… La imagen que vimos fue totalmente dantesca». 

El entrecomillado pertenece a Juan José Castro, el inspector jefe de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional que ha liderado la investigación en colaboración con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Este mando asegura que en sus 15 años al frente de la sección de dopaje y consumo jamás había visto nada similar en una operación de estas características. Según cuenta, cuando desmantelaron el quirófano ilegal el pasado seis de febrero había suciedad por todas partes: medicamentos caducados, viales que compartían espacio en una nevera «con pollo, patatas y guisantes congelados» y restos de sangre en un office, cercano al habitáculo donde operaban y en el que todas las trabajadoras solían comer. 

La Policía Nacional ha detenido a cuatro personas y ha imputado a otras dos por delitos contra la salud pública, estafa contra el mercado de los consumidores e intrusismo. Entre ellas, destacan Wendy y Sandra, la dueña y la otra médico que decían ser cirujanas, pero que no contaban con ese título de especialización ni estaban colegiadas, según la investigación. Dos enfermeras, una anestesista y otra trabajadora que colaboraba con el quirófano ilegal. Por ahora, la Policía conoce el caso de dos mujeres que tuvieron que acudir a Urgencias y permanecer ingresadas tras someterse a una liposucción. El caso continúa abierto y los agentes dan por hecho que puede haber decenas de víctimas más. 

20 clientes al día

Lo que causó la intervención de la Policía fue la gran afluencia de clientes que tenía la clínica. «Llegamos a contar hasta 20 personas al día, y no podíamos permitir que se siguiese poniendo en riesgo la vida de esas personas», apuntan fuentes de la investigación. Entre la denuncia de una afectada y la explotación de la operación apenas pasaron siete días. La clínica utilizaba redes sociales como Instagram para publicitarse e incluso hacía ofertas sobre sus tratamientos estéticos. Según ha podido comprobar THE OBJECTIVE, ninguno de ellos era sobre operaciones quirúrgicas. Los agentes creen que primero se ganaban la confianza de sus clientes, la mayoría de origen latino, y después les ofrecían dar un paso más con intervenciones más invasivas en la trastienda. Los precios iban desde los 1.200 a los 4.000 euros. 

Los policías se fijaron en que había muchos clientes que entraban por una puerta del establecimiento y después salían por otra. Es decir, entraban por la clínica, pero salían por un portal contiguo donde estaba la vivienda de la dueña y que, al mismo tiempo, se comunicaba con el centro estético. Por este motivo, tras un primer registro del local, los agentes pidieron una segunda orden de registro para el piso de la supuesta cirujana —que se negó a enseñarlo a los investigadores en un primer momento— en el que hallaron numerosa documentación relativa a operaciones, así como cuadernos con recomendaciones pre y poscirugía, informes preoperatorios y consentimientos de anestesia. 

Les devolvían el dinero si no denunciaban

En el domicilio, propiedad de la dueña de Medicina Estética Glamour y en el que convivía con distintos animales, los investigadores también encontraron abundante material sanitario repartido por distintas estancias: salón, habitaciones y hasta un desván repleto de medicamentos, muchos de ellos caducados. Además, los agentes hallaron en el congelador de la cocina viales escondidos bajo distintos alimentos, cuadernos con indicaciones del funcionamiento administrativo de la clínica, fotografías de los tratamientos, agendas con los horarios de las supuestas enfermeras, fechas de las citas y dinero en efectivo. 

Lo que no ha podido acreditar la Policía es el periodo de tiempo que llevaba este negocio ilegal activo ni cuantas operaciones quirúrgicas han podido hacer las falsas especialistas. Los investigadores no han hallado ninguna base de datos. Creen que las detenidas no guardaban información de las clientas para evitar posibles problemas. Prueba de ello es que tenían montado todo un sistema para impedir que las mujeres les denunciasen si había problemas en la operación. Si surgía cualquier inconveniente, primero les acompañaban al hospital e incluso les ofrecían volverles a operar de forma gratuita. 

Si a pesar de todo no quedaban satisfechas la clínica les ofrecía reembolsarles el dinero de la intervención a cambio de que no les denunciasen a la Policía Nacional. El inspector jefe del caso ha contado el testimonio de una víctima que aceptó volver a operarse en dos ocasiones pese a tener problemas en las intervenciones, y rechazó una tercera. «Cayó dos veces en el mismo error, engañada por las detenidas. En muchas ocasiones, les obligaban a firmar un contrato, pensamos que la mayoría de las víctimas no sabían en realidad que se trataba de un centro ilegal y se operaban engañadas», revela Juan José Castro. 






Publicidad