Un grupo de médicos pide terapias digitales en la sanidad pública para bajar las listas de espera
Buscan seguir los pasos de Alemania, Francia y EEUU con un centenar de estos tratamientos clínicamente validados

Un paciente y su doctora.
Las listas de espera en la sanidad pública española siguen en niveles preocupantes: más de 800.000 personas aguardan una intervención quirúrgica y los tiempos medios de espera superan los 120 días en muchas comunidades autónomas. Ante esta realidad, expertos del sector sanitario, así como grandes farmacéuticas y empresas tecnológicas, defienden la incorporación de las terapias digitales como una herramienta clave para aliviar la saturación del sistema y mejorar la atención a los pacientes.
El doctor Carlos Escobar, cardiólogo del Hospital La Paz, explica a THE OBJECTIVE que las terapias digitales «son programas informáticos clínicamente validados que ayudan en la prevención, tratamiento y seguimiento de enfermedades mediante el uso de inteligencia artificial, realidad aumentada y otras tecnologías avanzadas». Estas soluciones pueden aplicarse en numerosos ámbitos de la medicina, desde la salud mental hasta el control de enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión.
El doctor, responsable médico del Consorcio de Terapias Digitales (Consorcio DTx), aclara que estas herramientas no están diseñadas para sustituir a los médicos, sino para complementarlos y mejorar la atención sanitaria. «Estas herramientas no reemplazan el juicio clínico ni la relación médico-paciente, pero sí pueden ayudar a optimizar recursos, agilizar diagnósticos y mejorar el seguimiento de los pacientes», explica, y destaca la necesidad de establecer regulaciones claras para su inclusión efectiva en el SNS.
Más eficacia y menos complicaciones
Uno de los campos en los que estas terapias han mostrado mayor eficacia es en la salud mental. «Existen herramientas digitales que ayudan a controlar crisis de ansiedad o ataques de pánico mediante técnicas de respiración y monitorización de parámetros biométricos, como los niveles de CO₂ en sangre», señala el doctor Escobar. Un estudio reciente ha demostrado que este tipo de terapias tienen una eficacia del 80 % a los 12 meses, frente al 30-40 % de los tratamientos tradicionales basados en fármacos y psicoterapia.
Pero su impacto no se limita a la salud mental. En el caso de la diabetes, una de las principales dificultades es ajustar la dosis de insulina a las necesidades diarias del paciente. «Las terapias digitales pueden monitorizar el nivel de glucosa en tiempo real, analizar el ejercicio físico realizado y la alimentación del paciente, y recomendar la dosis óptima de insulina en cada momento», explica el cardiólogo. Esto reduce complicaciones como la hipoglucemia y evita ingresos hospitalarios, lo que supone un ahorro para el sistema sanitario.
Otro desafío frecuente es la falta de adherencia a los tratamientos en enfermedades crónicas. «Muchos pacientes con hipertensión o diabetes olvidan tomar su medicación o la abandonan sin consultar a su médico. Gracias a la inteligencia artificial, se pueden desarrollar aplicaciones personalizadas que recuerdan la toma de medicación y ajustan recomendaciones según el perfil del paciente», detalla el responsable médico del Consorcio de Terapias Digitales, compuesto por líderes de la industria farmacéutica, tecnológica, aseguradoras y asociaciones de pacientes, entre otros. Entre las farmacéuticas que impulsar el Consorcio DTx figuran Almirall, Angelini Pharma, Bayer, Boehringer Ingelheim, Chiesi, Ferrer, GSD Health, Opinno Healthcare y Pfizer.
Un modelo ya implantado en otros países
Mientras que países como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos han integrado estas soluciones en sus sistemas sanitarios, España aún se encuentra en una fase incipiente. «Alemania ya cuenta con más de 60 terapias digitales aprobadas y muchas de ellas están financiadas por el sistema público. En Estados Unidos hay más de 100, y las aseguradoras han visto que no solo mejoran la salud de los pacientes, sino que reducen los costes sanitarios a largo plazo», apunta Escobar.
En España, el potencial de estas herramientas es enorme debido al alto nivel de digitalización del sistema sanitario. «Tenemos una historia clínica electrónica prácticamente universal y un sistema de prescripción digital que nos coloca en una posición privilegiada. Sin embargo, la falta de regulación frena su implementación», lamenta el especialista.
El Ministerio de Sanidad trabaja en un Real Decreto para regular el uso de terapias digitales y determinar cuáles podrían ser financiadas por el Sistema Nacional de Salud. «Si se establecen criterios claros y se apuesta por estas tecnologías, podríamos ver una reducción significativa en las listas de espera y una mejora en la calidad de vida de los pacientes», concluye Escobar, que está convencido de que, con una regulación adecuada y una integración progresiva en la sanidad pública, las terapias digitales podrían convertirse en una pieza clave para hacer frente al colapso del sistema sanitario español, ofreciendo tratamientos más eficaces y accesibles para miles de pacientes.