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La mirilla

El 'milagro' de la científica que denunció el presunto desfalco del CNIO: «Dios me sanó»

Ana Hernández asegura que recuperó la visión de forma repentina tras una consagración

El ‘milagro’ de la científica que denunció el presunto desfalco del CNIO: «Dios me sanó»

Imagen de Ana Hernández durante la entrevista. | YouTube

Ana Hernández es química orgánica y desde hace más de 19 años investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), uno de los organismos públicos más prestigiosos de España dedicados al estudio del cáncer. En 2018, comenzó a denunciar una presunta corrupción en el organismo público. La científica alertó de que, durante años, el centro adjudicó de manera repetitiva y presuntamente irregular numerosos contratos a un pequeño grupo de empresas vinculadas entre sí, muchas veces por importes justo por debajo del límite que obliga a controles más estrictos. Esta denuncia fue archivada tanto en primera instancia (2021) como en apelación (2022) por un juzgado de Madrid. Vox también presentó una querella criminal contra varios responsables de los contratos supuestamente amañados. Sin embargo, en marzo de 2024, el Juzgado de Instrucción nº22 de Madrid decretó su sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones.

Estas causas se cerraban en los tribunales, pero la vida de esta científica del CNIO había dado un giro inesperado meses antes. La investigadora asegura que vivió lo que describe como un auténtico milagro: recuperó la vista de forma repentina mientras asistía a una eucaristía. Así lo contó en el programa del periodista Juan Manuel Cotelo, Katakumba Exit, en mayo de 2022. Un hecho que, asegura, transformó por completo no solo su salud, sino también su relación con la fe y su comprensión del mundo. Hernández, padecía desde los 14 años una uveítis grave que le provocaba grandes dificultades para ver. A ello se sumaron hasta siete episodios de neuritis óptica, una inflamación del nervio óptico que deteriora progresivamente la visión y cuyos daños, según los especialistas, son irreversibles.

«Me dijeron que tenía una inflamación en el nervio óptico que probablemente estaba asociada a esclerosis múltiple, y cuando empezaron las pruebas se vio que estaba inflamado el nervio óptico, era neuritis óptica. Llegué a tener siete episodios de neuritis y daños en el nervio óptico. Eso no se puede recuperar. Yo no podía hacer una vida normal con los dos ojos abiertos, a pesar de que yo viese con el ojo izquierdo un poco. El oftalmólogo me dijo que me hiciese a la idea de que si me daban más —neuritis ópticas– perdería la vista del ojo», cuenta en el programa.

Sin embargo, su vida dio un giro de 180º cuando asistió a una convención del movimiento Renovación Carismática Católica, en el Madrid Arena. La Renovación Carismática Católica es una corriente dentro de la Iglesia católica que integra comunidades y grupos de oración y alabanza, los cuales se caracterizan por la práctica de carismas como hablar en lenguas, la intercesión, la oración comunitaria, los retiros espirituales y las jornadas de sanación.

Fue durante el momento de la consagración cuando, asegura, ocurrió algo extraordinario: «Empezó la eucaristía y llegó el momento de la consagración y yo, por respeto, me puse de rodillas», dice en el programa la científica del CNIO, que hasta ese momento asegura que no tenía relación estrecha con la religión. «Ahí me empezó un dolor horrible en el ojo izquierdo, cerré los dos ojos, terminó el momento de la consagración, me puse de pie, paró el dolor y cuando lo abrí y miré al frente, veía las letras, veía nítidas las letras». Se refiere a las letras de las canciones que se proyectan sobre una pantalla para que los asistentes las canten, y que previamente no podía ver debido a su enfermedad.

«Dios me sanó en aquella eucaristía»

De esta forma, esta científica del CNIO, con 11 años de experiencia como químico medicinal y tres años en instrumentación de cromatografía y espectrometría, se curó de una uveítis grave cuyo desenlace previsible era la ceguera. «A los 15 días fui al oftalmólogo, me hicieron las pruebas y me dijo que mi ojo estaba normal, como si nunca hubiera estado enfermo después de más de 20 años», cuenta Ana Hernández, que asegura que nunca más ha sufrido un episodio de neuritis y sigue sin tratamiento: «Dios me sanó en aquella eucaristía […] Dios me había salvado».

La investigadora señala que posteriormente buscó «mucha información» para encontrar una explicación científica a lo que le había ocurrido. Sin embargo, no halló respuesta: «Estoy completamente segura de que fue Dios», insiste, y asegura que reconocer un milagro, como científica, no fue nada fácil: «Muchos piensan que la ciencia y la religión son incompatibles; yo he aprendido que son complementarias. La ciencia va muy deprisa y los científicos descubrimos muchas cosas, pero descubrimos lo que Dios quiere que descubramos», concluye.

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