La controvertida Borat —una película de 2006 sobre un periodista kazajo obsesionado con el expresidente de Estados Unidos, George W. Bush, — estrenará a finales de octubre su secuela grabada en secreto con el actual vicepresidente, Mike Pence, como parte central del argumento.
Lo más importante: la plataforma Amazon Prime ha adquirido los derechos de emisión internacional de la nueva cinta, titulada Borat: Gift of Pornographic Monkey to Vice Premiere Mikhael Pence to Make Benefit Recently Diminished Nation of Kazakhstan, que espera lanzar justo antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos.
Sacha Baron Cohen volverá a interpretar al satírico personaje de Borat Sagdiyev. Es, además, la primera película que se estrena tras grabarse íntegramente durante la pandemia del coronavirus, con una producción que se ha mantenido bajo estricto secreto.
Aún se desconoce el argumento de la nueva Borat, aunque The Hollywood Reporter ha señalado que algunas personas reconocieron al humorista caracterizado en el polémico personaje e infiltrado en un acto político de la derecha conservadora estadounidense organizado este verano. Allí, ha descrito el diario, Cohen animó a que los asistentes cantaran a coro canciones con letras racistas.
A mediados de julio, el abogado personal de Donald Trump y exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, tuvo que llamar a la policía de Nueva York cuando el intérprete interrumpió —vestido con un bikini rosa— una supuesta entrevista de corte formal a la que él mismo acudió. La prensa consideró, entonces, que se trataba de la grabación de nuevos episodios de la serie Who is America. Sin embargo, Baron Cohen estaba generando material para la inminente película.
Desde que la cinta original se estrenase con el título Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan (escrito intencionalmente mal en inglés) despertó interés en torno a su sátira despreocupada y políticamente incorrecta. Mientras que su guion fue nominado al Óscar y Baron Cohen ganó el Globo de Oro a mejor actor de comedia, el filme recibió denuncias y causó numerosos problemas políticos.
El Gobierno de Kazajistán amenazó con pleitos al actor, costeando una campaña de publicidad para contrarrestar la mala imagen que presenta el cómico del país y prohibiendo la distribución de la cinta.
En Alemania hubo quejas contra la película por ser supuestamente antisemita —aunque el humorista es judío practicante— y en Estados Unidos una profesora de Alabama que participó en ella presentó una demanda legal contra Baron Cohen por «engañar» a los que aparecieron en su falso documental.