Una monja recibe una amenaza de muerte por sugerir que María no era virgen
Lucía Caram, una monja argentina residente en España, asegura que ha recibido amenazas de muerte por sugerir que María mantenía relaciones sexuales con José. «Creo que María estaba enamorada de José y que eran una pareja normal, y lo normal es tener sexo (…) Para la Iglesia era un tema que se consideraba sucio y oculto, pero yo creo que es una bendición», había declarado Caram en el programa de Cuatro Chester in love.
Lucía Caram, una monja argentina residente en España, asegura que ha recibido amenazas de muerte por sugerir que María mantenía relaciones sexuales con José. «Creo que María estaba enamorada de José y que eran una pareja normal, y lo normal es tener sexo (…) Para la Iglesia era un tema que se consideraba sucio y oculto, pero yo creo que es una bendición», había declarado Caram en el programa de Cuatro Chester in love.
Sor Lucía Caram, que ha sido desautorizada por el Obispado de Vic por sus declaraciones, ha pedido disculpas «si alguien se sintió ofendido», pero también denuncia que se ha hecho una «lectura fragmentada, ideológica y perversa» de sus declaraciones. Los comentarios de Sor Lucía provocaron fuertes críticas en los sectores más tradicionales de la comunidad católica: «Esto es un escándalo gravísimo. Es una afrenta a la fe católica que no se puede tolerar», señala una demanda que supera las 10.000 firmas en la plataforma Change.org. La monja asegura que ciertos «herejes sedientos de venganza y animados por el odio, han ido llenando de calumnias, amenazas serias, incluso a mi vida, diversos medios». Sor Lucía, sin retirar sus palabras dichas en el programa televisivo, ha vuelto a pedir perdón: «Me duele el sufrimiento de la gente, y sobre todo de la gente sencilla. Si alguien no entendió mis palabras, estoy dispuesta a dialogar. Pero que nada hiera el respeto, el amor y comunión». «Quise manifestar -aclara- que no me escandalizaría si hubiera tenido una relación de pareja con José su esposo, y creo que todo esto entra dentro del misterio, del depósito de la fe, y también de una fe que unos viven y aceptan sencillamente y otros sin menos sencillez, con la fe, también buscamos entender». La religiosa reconoce que «esto último escandalizó a muchos, tal vez porque no hubo espacios para matizaciones, pero creo que quedó clara mi fidelidad y amor a la Iglesia, al Evangelio y al proyecto de Jesús, así como la certeza de que el sexo no es sucio ni algo condenable y que el matrimonio y el sexo son una bendición».