Los perros ayudan a los enfermos psiquiátricos a superar la depresión
En el hospital psiquiátrico de Amiens, en el norte de Francia, hay médicos, enfermeros y perros para cuidar a los pacientes. Desde 2010, el centro Philippe Pinel también practica la canoterapia, un tratamiento que recurre a estos animales para ayudar a enfermos mentales.
En el hospital psiquiátrico de Amiens, en el norte de Francia, el personal médico cuida a sus pacientes con la ayuda de perros. Desde 2010, el centro Philippe Pinel también practica, como en muchos otros hospitales de Europa, la canoterapia, un tratamiento que recurre a estos animales para ayudar a enfermos mentales.
El hospital Philippe Pinel, que se ocupa de unos 300 enfermos y que tiene cuatro perros, es uno de los pocos establecimientos clínicos de Francia que recurren a la canoterapia para ayudar a los pacientes que son tratados en psiquiatría. Pasear, ocuparse de los perros y relacionarse con ellos tiene numerosos beneficios, según el personal del centro. Gracias a este singular tratamiento, los médicos han observado cómo estos animales de compañía han ayudado a los pacientes a frenar la depresión y el aislamiento social.
Otros centros médicos ya han propuesto comenzar con esta actividad, que ya existe en otros países, sobre todo en el norte de Europa y en Canadá. «Los perros son tan indispensables como inexplicables. ¿Por qué hay enfermos que no reconocen a su propia familia pero reconocen a los perros del centro? Yo no sé explicarlo», reconoce William Lambiotte, enfermero canoterapeuta que introdujo este tratamiento en el hospital.
Todas las semanas, sin excepción, Lambiotte dirige un grupo de apoyo de una decena de enfermos. Cada uno cuenta, por turnos, lo que le ronda por la cabeza. «Nos dimos cuenta de que la presencia de un perro en los grupos de apoyo atrae más pacientes, pero sobre todo anima a expresarse más fácilmente», explica Lambiotte.
Desde que se creó la actividad en el hospital Philippe Pinel, 259 pacientes de entre 6 y 98 años, con 97 diagnósticos diferentes, fueron tratados con canoterapia, de la que 54 médicos son ya prescriptores. «Empezamos a utilizar este tipo de terapia con pacientes que tenían dificultades para abrirse. El paciente encerrado en sí mismo se centra en el animal que lo anima, y llega así a abstraerse del medio persecutivo que lo rodea para enfrentar la realidad», explica el doctor Cyril Guillaumont, jefe de una sección del hospital. Así, «poco a poco, estos pacientes van saliendo de su habitación, del servicio y finalmente del hospital. Constatamos que el animal ha podido ser el tratamiento que les ha permitido abrirse».
Un ejemplo es Stéphane, de 43 años, un paciente que sufre esquizofrenia y que hace un picnic en el patio del hospital con uno de los perros a su lado.»Cuando me pidieron que me encargara de él, vivía desnudo y solo en su habitación, se tragaba todo: tenedores, sábanas que cortaba en pedazos… Luego vio los perros y eso le salvó la vida, la ingestión de cuerpos extraños se detuvo de un día para otro», relata Lambiotte.
Esta terapia «también ha permitido disminuir los tratamientos psicotrópicos administrados hasta ahora a algunos pacientes. El efecto tranquilizador del animal hace que los pacientes estén más calmados y así ya no es necesario entrar en una escalada terapéutica«, afirma el doctor Guillaumont. Al final, «es un medicamento como cualquier otro: hay una evaluación inicial, una prescripción con el acuerdo del paciente y un efecto terapéutico que se evalúa», informa AFP.