Una astrónoma ciega descubre cómo escuchar un eclipse solar
La astrofísica Wanda Díaz Merced podrá observar el eclipse solar del 21 de agosto, aunque lo hará con los oídos, y no con los ojos. Díaz Merced, que es invidente, con apenas un 3% de visión periférica en su ojo derecho y ninguna en el derecho, ha trabajado junto un equIpo de la Universidad de Harvard para desarrollar un programa que es capaz de convertir la luz solar en sonido, permitiendo escuchar también un eclipse solar. El sonido se generará a tiempo real, y la astrónoma lo hará acompañada de sus estudiantes de la Athone School for the Blind, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). “Es una experiencia única, y ellos merecen la oportunidad”, dice Díaz Merced en una entrevista para The Atlantic.
La astrofísica Wanda Díaz Merced podrá observar el eclipse solar del 21 de agosto, aunque lo hará con los oídos, y no con los ojos. Díaz Merced, que es invidente, con apenas un 3% de visión periférica en su ojo derecho y ninguna en el derecho, ha trabajado junto a un equipo de la Universidad de Harvard para desarrollar un programa que es capaz de convertir la luz solar en sonido, permitiendo escuchar un eclipse solar. El sonido se generará a tiempo real, y la astrónoma lo hará acompañada de sus estudiantes de la Athone School for the Blind, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). “Es una experiencia única, y ellos merecen la oportunidad”, dice Díaz Merced en una entrevista para The Atlantic.
Para captar la versión auditiva del fenómeno, el equipo creó una pieza tecnológica que apenas mide cinco centímetros y se llama Arduino. Los compañeros de la astrónoma equiparon este aparato con un sensor de luz, y lo programaron para convertir esa luz en un sonido de ‘clic’. De este modo, el ritmo de los clics evoluciona con la intensidad de la luz solar, aumentando y disminuyendo al ritmo en que el sol se esconde tras la luna.
“El verdadero desafío ha sido encontrar un sensor de luz lo suficientemente sensible como para captar la variación del eclipse”, explica Allyson Bieryla, directora del telescopio de Harvard. Los científicos ya han comprobado satisfactoriamente su efectividad bajo la débil luminosidad de la luna.
Díaz Merced, que ahora es becaria postdoctoral de la Oficina de Astronomía para el Desarrollo en Sudáfrica, fue diagnosticada como diabética cuando era niña. Unos años después, a los 20, le comunicaron que perdería la vista por una complicación de la enfermedad que destruye los vasos sanguíneos de la retina y que se conoce como retinopatía diabética. La astrónoma relata que recuerda haber observado un eclipse solar en Puerto Rico en 1998, cuando todavía conservaba algo de visión.
«Pude experimentar la belleza de que el sol esté oscuro, de tener una bola negra en el cielo», dice. «Es importante usar el sonido para obtener una experiencia que devuelva esa sensación a las personas que no ven o que no pueden orientarse visualmente».