Logran regenerar un corazón tras un infarto a través de un implante de células madre
Las células madre permiten la regeneración de células muertas tras el infarto, disminuyendo el riesgo de insuficiencia cardíaca
Un equipo de cirujanos ha hecho posible que el corazón de un hombre de 70 años que sufrió un infarto de miocardio empiece a regenerarse. Lo han conseguido a través de un bioimplante de células madre de cordón umbilical que repara su tejido. La cirugía, pionera en el mundo, se llevó a cabo el pasado mes de mayo en el Hospital Germans Trias.
Durante 10 años, el grupo de investigación de Enfermedades Cardiovasculares del Hospital ha desarrollado la terapia con la colaboración del Banco de Sangre y Tejidos (BST) y el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC).
El implante contiene pericardio humano (una membrana fibrosa que envuelve al corazón) enriquecido con células madre procedentes del cordón umbilical, que han demostrado tener una gran plasticidad e importantes propiedades inmunomoduladoras, es decir, que pueden estimular el sistema inmunitario. En honor a sus dos componentes, se ha bautizado como PeriCord.
Según el equipo de investigadores, uno de los mayores retos ha sido encontrar la mejor forma de introducir las células madre en la zona del infarto. Después de varias opciones descartadas, las han introducido en una matriz de pericardio que actúa como vehículo de las células directamente hacia la zona infectada. Las células madre pueden convertirse en varios tipos de células humanas y reemplazar las células enfermas. De ahí su capacidad regenerativa.
A finales de 2018 se logró la aprobación definitiva del PeriCord para el uso humano por parte de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). Ha habido que esperar hasta mayo de 2019 para implantar esta nueva terapia en un primer paciente. El hombre evoluciona favorablemente.
¿Qué implica exactamente la regeneración?
Cuando se produce un infarto, la sangre deja de circular y, por lo tanto, no llega a las células del músculo cardiaco. Sin sangre, las células mueren y dejan una cicatriz permanente que afecta a la capacidad de latir del corazón. Esto, con el tiempo, suele evolucionar hacia una insuficiencia cardiaca. Las células madre ayudan a que estas células se regeneren.
«Ha sido un largo camino desde las primeras pruebas preclínicas» explica en un comunicado Antoni Bayés, director del equipo de investigadores. «Si se confirma la capacidad reparadora en humanos podríamos remitir complicaciones habituales derivadas de estas cicatrices, como la insuficiencia cardíaca», añade.