Un epidemiólogo japonés cree que los JJOO de Tokio no podrán celebrarse en 2021
Él científico asegura que su país «podría controlar la enfermedad», pero duda de que eso pase en el resto
El médico japonés y experto en enfermedades infecciosas, Kentaro Iwata, cree que los aplazados Juego Olímpicos de Tokio 2020 no podrán celebrarse en el verano de 2021, según lo previsto, debido a la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2 [contexto id=»460724″].
«Hay dos factores necesarios para que se celebren los Juegos: que Japón tenga bajo control el COVID-19 y que el resto del mundo lo tenga bajo control. Japón podría controlar la enfermedad, pero no creo que eso vaya a pasar en todos los países de la Tierra«, ha dicho este lunes el epidemiólogo nipón en una rueda de prensa telemática.
Iwata, una de las primeras voces que dio la voz de alarma sobre la gestión de la cuarentena en febrero del crucero Diamond Princess, dice ser «muy pesimista» con este asunto. «A no ser que organicen los Juegos con un formato muy distinto, sin público o con una participación muy limitada, no creo que vayan a celebrarse», ha afirmado. A diferencia de otros eventos deportivos en los que participan varios países, a los Juegos Olímpicos asisten cientos de naciones, «tienes que invitar a muchos atletas de muchos países, lo que no es muy compatible con el COVID-19, que es una pandemia».
En Japón los casos han aumentado progresivamente desde que se aplazara la cita deportiva hasta superar los 11.000 contagiados y unos 250 muertos. Aun así las cifras están lejos de las contabilizadas en ciertos países de Europa o Estados Unidos, una diferencia que Iwata atribuye a que Japón «fue muy afortunado porque fue muy exitoso en su estrategia inicial de control de focos», aunque no en todo el país, como muestra el gran número de casos en Tokio u Osaka (oeste).
Ante las teorías de la conspiración que señalan que Japón podría estar encubriendo casos y muertes por el patógeno, Iwata ha señalado que considera que los datos gubernamentales son «relativamente fiables», pese a su restrictiva política de pruebas.
«El Gobierno nunca ha tratado de contar todos los casos, desde el principio. No hay que considerar el número oficial como un número preciso, si no como un indicador de la tendencia» sobre la aceleración o la desaceleración de la propagación.