Científicos de ocho países europeos, entre los que figuran oncólogos y químicos de La Rioja, emplearán las últimas tecnologías para construir nanopartículas, que serán dirigidas, de manera específica, a las células del sistema inmune, con el objetivo de identificar y destruir tumores mediante el desarrollo de vacunas nanotecnológicas.
Por qué es importante: la técnica que se empleará consiste en entrenar al sistema inmune del paciente para que ataque a las células tumorales, lo que requiere del desarrollo de vacunas terapéuticas -no preventivas- que permitan activar mecanismos de defensa en las primeras fases de la enfermedad. Lo que diferenciará este proyecto de varias vacunas que se desarrollan contra el cáncer es «la utilización de derivados no naturales, componentes semisintéticos que potenciarán la respuesta inmune», según los responsables de esta investigación en La Rioja, Alfredo Martínez y Francisco Corzana, que han aclarado que, al tratarse de elementos que no aparecen como tales en el organismo, el sistema inmune los va a identificar claramente como algo extraño.
El proyecto, que se ha presentado este martes en Logroño, reúne a 12 equipos de investigación y cinco empresas asociadas de Italia, Reino Unido, Portugal, Austria, Noruega, Suiza, Holanda y España, representada a través del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Cibir) y de la Universidad de La Rioja (UR).
Científicos del grupo de Química Biológica de la UR, dirigido por Corzana, diseñarán y sintetizarán antígenos que contengan aminoácidos no naturales, con el objetivo de prolongar la vida de estas moléculas en el organismo, así como secuencias de proteínas glicosiladas -que contienen azúcares-, típicas en algunos tumores.
Los investigadores del Cibir estudiarán, en modelos animales de laboratorio, la potencia de las vacunas, la respuesta inmune inducida y su potencial para reducir el crecimiento tumoral y las metástasis. «Es como si fuera un fármaco formado por unos componentes más resistentes, que potenciarán el efecto contra el tumor».
Alfredo Martínez, director del Área Oncológica del Cibir, ha precisado que se trata de desarrollar «una vacuna inteligente, no solo producir anticuerpos frente a proteínas concretas del virus, sino, además, utilizar las últimas tecnologías –nanopartículas con un núcleo de oro– para que esto sea mucho más eficaz y más dirigido».
Ha destacado «el importante esfuerzo europeo» de este proyecto, con una financiación europea de cuatro millones de euros, para tratar de llevar toda esa tecnología al campo de la oncología y, a ser posible, trasladar sus resultados al ámbito clínico.
También ha indicado que en la bibliografía hay varios estudios que han conseguido algo parecido, pero lo importante de este proyecto radica en el alcance de la investigación, que comenzará el próximo 1 de octubre con una duración de cuatro años y una previsión de que a la mitad se haya podido desarrollar la vacuna.