El ejército vigilará las fronteras de Nueva Zelanda tras un error en el control de la COVID-19
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha encargado a los militares del país la vigilancia de fronteras y centros de cuarentena abiertos. La medida ha sido impuesta tras la detección de dos nuevos infectados a raíz de un error en el control de personas procedentes del extranjero e infectadas de coronavirus [contexto id=»460724″].
Por qué te lo contamos: el país impuso en marzo una de las cuarentenas más estrictas en todo el globo, cuando solo contaba con 50 contagiados. La semana pasada, Nueva Zelanda se convirtió en el primer país que dio por erradicada la transmisión de la COVID-19 y retornó a su práctica normalidad. Sin embargo, estos dos nuevos contagios rompen el registro de 24 días sin casos en la región oceánica.
Ardern ha adoptado esta medida tras conocerse que dos mujeres, que viajaban desde el Reino Unido, se desplazaron unos 650 kilómetros desde Auckland a Wellington, sin terminar el período obligatorio de cuarentena ni someterse a ninguna prueba. Ambas, autorizadas a viajar seis días después de su llegada al país oceánico, están infectadas con COVID-19. Las autoridades neozelandesas han detectado a un total de 320 personas que coincidieron con ellas y han pedido que se realicen las pruebas sanitarias para detectar si han sido contagiadas o no.
Es un «fallo inaceptable del sistema», ha expresado Ardern durante una rueda de prensa en la que se ha anunciado que el jefe-asistente de Defensa, Darryn Webb, tendrá que velar por la vigilancia de todas las instalaciones de cuarentena y aislamiento. Además, se deberá realizar una auditoría de los protocolos y sistemas existentes para que sean implementados en su totalidad.
Este error «no debe pasar y no debe repetirse», ha declarado Ardern, insistiendo firmemente en que el control de las fronteras «tiene que ser riguroso» para que la cifra de 1.156 casos confirmados, incluidos 22 decesos, no aumente.