El Gobierno de Alemania ha planteado introducir test obligatorios en los aeropuertos para los viajeros que vuelvan de países clasificados de riesgo en medio de un repunte de los contagios de coronavirus[contexto id=»460724″] que hace que ya se hable de una «segunda ola» de la pandemia.
Lo más importante: el ministro de la Cancillería, Helge Braun, se ha manifestado a favor de una «mayor obligatoriedad» en lo que respecta a las medidas para impedir que se importen contagios de las zonas consideradas de riesgo por el instituto epidemiológico Robert Koch. En esta lista se encuentran aproximadamente 130 países y regiones de todo el mundo, entre ellos Estados Unidos, Turquía e Israel. Luxemburgo es el único estado miembro de la Unión Europea que se encuentra en esta clasificación.
En una entrevista en la emisora RBB, Braun ha mostrado la «preocupación» de Alemania ante el «claro incremento» de los contagios en los últimos días y ha argumentado que los test voluntarios solo alcanzan al sector de la población que ya es de por sí cuidadoso.
Por este motivo, el responsable de la Cancillería ha anunciado la idea del ministro de Sanidad, Jens Spahn, quien había avanzado esta medida a lo largo del fin de semana para estudiar la viabilidad legal de imponer estas pruebas de la COVID-19.
Varios políticos, entre ellos el jefe del grupo parlamentario de los conservadores bávaros (CSU), Alexander Dobrindt, y el líder del partido liberal FDP, Christian Lindner, han apoyado la idea de los test obligatorios. Este último ha afirmado en una entrevista en la cadena pública ZDF que estos no deberían ser un «tabú». Además, Lindner ha defendido que particularmente los turistas, quienes asumen el riesgo del contagio «de forma voluntaria», deberían «admitir la posibilidad de pagar ellos mismos la prueba».
Desde el pasado viernes, los pasajeros de aquellas zonas consideradas de riesgo pueden someterse a las pruebas de COVID-19 de manera gratuita en los aeropuertos alemanes, evitando así la cuarentena obligatoria de 14 días.
Además, el resto de los pasajeros podría solicitar la prueba de forma voluntaria, aunque no en el aeropuerto, sino a través de sus médicos de cabecera u oficinas de sanidad locales, en un plazo de 72 horas a partir de su llegada.