El Gobierno de Aragón ha decidido este lunes extender a toda la comunidad la reducción de los horarios de hostelería, la prohibición del botellón, el ocio nocturno y la limitación del número de personas por grupo.
Por qué es importante: la medida la ha anunciado la consejera de Sanidad, Sira Repollés, ante la continua ascensión, aunque lenta, de la curva de contagios de la COVID-19 en la comunidad, que el domingo sumaron 596.
El anuncio de la medida ha tenido lugar en una comparecencia de Repollés, que estaba acompañada del director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo, y del director general de Asistencia Sanitaria, José María Abad.
Los dirigentes sanitarios han reconocido que, salvo Zaragoza capital y la comarca central, en el resto de zonas más afectadas la situación es «más estable» y hoy se valorará su comportamiento por si es posible variar el nivel de restricciones.
Sin embargo, Falo ha señalado que, independientemente de la fase en la que se encuentren, se ha decidido «con ámbito general» medidas que ayuden a controlar la transmisión de la COVID-19 en el ámbito comunitario y en los espacios de ocio y prevenir donde no ha llegado.
Repollés, quien ha subrayado que uno de cada diez aragoneses «tiene un PCR hecho», ha informado de que se sigue contratando más personal y potenciando los centros de salud por la tarde para incrementar los rastreos y que en 48 horas estará listo un «call center», por si fuera necesario para controlar un mayor número de contactos y que estará gestionado por trabajadores sociales y profesionales sanitarios jubilados.
En el ámbito de los centros residenciales, donde hay 45 brotes, la mayoría concentrados en cuatro establecimientos, Falo ha abogado por ser «cautos» y trabajar para restablecer los mecanismos preventivos con los que se trabajaba a finales de mayo.
Por ello el Gobierno de Aragón ha advertido de que cuando se observa alguna infracción o delito se abre un expediente sancionador, como ha ocurrido con la residencia de Burbáguena (Teruel), con 63 residentes contagiados de 94, y contra la que se va a imponer una denuncia que, según Repollés, «seguirá su curso normal, con la peculiaridad de que es el mes de agosto».
Aunque se desconoce cuándo se alcanzará el pico de la curva, Falo ha insistido en que no se está ni se espera llegar al nivel de «saturación» que se alcanzó en el mes de abril, con mil camas de hospitalización convencional ocupadas y 180 en la UCI, ya que en la actualidad, aunque se siguen incrementando los ingresos, hay unas 480 camas de hospitalización ocupadas y 33 en la UCI el pasado viernes.