El primer lote de la vacuna Spútnik V, creada por Rusia para prevenir la COVID-19, ha superado las 15.000 dosis, de acuerdo con el servicio de prensa de la farmacéutica Binnopharm.
En contexto: el pasado viernes se anunció el inicio de la producción en serie de la vacuna, sin especificar las cantidades, mientras que en la víspera trasladaron que la campaña de vacunación masiva comenzaría dentro de un mes.
El director del Centro de Microbiología y Epidemiología Gamaleya, Alexandr Ginzburg, que ha desarrollado la primera vacuna registrada en el país contra la enfermedad, ha indicado que en los próximos siete o diez días comenzarán los estudios posteriores al registro del preparado, en los que serán vacunadas decenas de miles de personas. Guinzburg ha señalado que los estudios tendrán una duración de entre cuatro y seis meses, pero que ello no será óbice para iniciar la vacunación masiva de la población, que como han declarado las autoridades del país tendrá carácter voluntario.
La Organización Mundial de la Salud recibió con cautela la noticia de que Rusia había registrado la primera vacuna del mundo contra la COVID-19, señalando que esta, como el resto, deberá seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo. La vacuna rusa no figuraba entre las seis que, según señaló la OMS la semana pasada, estaban más avanzadas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó el viernes que Rusia «se ha saltado ciertos ensayos» a la hora de desarrollarla y aseguró que su país no hará lo mismo.
El director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, Francis Collins, llegó a comparar con una «ruleta rusa» la decisión de los desarrolladores de la vacuna en Rusia de saltarse lo que describió como «partes fundamentales» del proceso de aprobación. A día de hoy, Rusia acumula 927.745 casos de COVID-19 y 15.740 fallecidos, con lo que se mantiene en el cuarto puesto por número de infectados, por debajo de EEUU, Brasil y la India.