El Papa Francisco ha instado a los fieles a mantenerse alejados del chismorreo y ha agregado que es «una plaga peor que la del coronavirus» que, además, puede usarse para dividir a la Iglesia católica.
Lo más importante: 26 semanas después de la última audiencia semanal, el Papa ya ha reanudado el Ángelus con visitantes y peregrinos después de retransmitir en vivo sus discursos durante el confinamiento. Eso sí, la apertura se ha llevado a cabo con unas normas sanitarias exhaustivas para controlar la propagación del coronavirus en la ciudad estado, que solamente ha contado con un total de 12 contagios y ningún deceso desde el inicio de la pandemia.
«Por favor, hermanos y hermanas, hagamos un esfuerzo por no cotillear y hablar por la espalda», ha señalado el pontífice durante su discurso dominical desde la Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.
«El diablo es el mayor chismoso. Siempre está diciendo cosas malas de los demás e intentando alejar a los hermanos y hermanas para que no hagan comunidad. Es el mentiroso que intenta dividir a la Iglesia», ha añadido durante su intervención.
El Papa ha advertido, en varias ocasiones, sobre el peligro de las murmuraciones sin fundamento alguno. «Si algo sale mal, ofrece silencio y oración por el hermano o la hermana que se equivoca, pero nunca chismorrees».
Para Francisco I, los fieles deberían realizar una «pedagogía de recuperación» en la que no entra esta acción.«Esta enseñanza de Jesús nos ayuda mucho, porque lo primero que hacemos cuando vemos que alguien está equivocado es ir a decírselo a los demás. A cotillear» y, aunque puede ser fácil poner en práctica el chismorreo, «cierran el corazón a la comunidad, cierran el corazón a la Iglesia».
Por lo tanto ha concluido la audiencia con un discurso al perdón mutuo. «No se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que a veces nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que sólo estando solo ante Dios puede poner a nuestro hermano ante su propia conciencia y la responsabilidad de sus actos».