Un equipo médico del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, con la colaboración de la compañía biotecnológica VCN Biosciences, ha desarrollado un tratamiento pionero en el mundo basado en un virus modificado genéticamente que ha permitido que un niño supere un cáncer de retina y no haya quedado totalmente ciego. El tratamiento, llevado a cabo en el marco de un ensayo clínico para pacientes que no responden a las terapias convencionales, consiste en la inyección directa en el ojo de un adenovirus, un virus común que normalmente causa síntomas de resfriado, modificado para que sea capaz de seleccionar, atacar y destruir de manera selectiva las células cancerígenas.
Por qué te lo contamos: este tratamiento pionero ha permitido salvar la vista de Félix, un niño venezolano de cuatro años que a los pocos meses de vida fue diagnosticado de retinoblastoma, un tumor raro pero el más frecuente dentro del ojo en niños, en los dos ojos y que ya había perdido uno.
A los dos años, cuando ya había perdido un ojo a consecuencia de la enfermedad, el niño viajó con su madre a Barcelona para recibir un tratamiento de quimioterapia que le permitiera salvar el ojo y mantener la visión. A pesar de que los resultados iniciales fueron positivos y se logró el control e inactivación del tumor, ocho meses después tuvo una recaída que le llevó de vuelta a Barcelona.
Entonces los médicos de Sant Joan de Déu comprobaron que el tumor ya no respondía a los tratamientos convencionales y propusieron a la familia participar en un ensayo clínico para valorar la eficacia de este tratamiento innovador con el virus oncolítico VCN-01. «Ahora con la COVID-19 todos tenemos en la cabeza que los virus pueden llegar a ser muy malos, pero también tienen muchas aplicaciones para cosas muy buenas», ha subrayado el director general de VCN Biosciences, Manel Cascalló, que ha enfatizado que el adenovirus modificado, a diferencia de la quimioterapia, solo ataca a las células tumorales, inactivándolas.
Además, ha explicado que el virus hace que las células malignas se «ablanden», de tal forma que posteriormente la quimioterapia logre mejores resultados a la hora de eliminar el virus. Un año y tres meses después de recibir el tratamiento con el virus modificado y una quimioterapia posterior, el tumor sigue inactivo, sin signos de nuevas reactivaciones y ha logrado mantener el 30% de visión que tenía en el ojo antes de empezar el ensayo. Aunque Félix deberá seguir haciéndose controles toda la vida, la mayoría de reactivaciones se dan durante el primer año después de la inactivación y a partir de entonces estas son menos frecuentes.
«Después del tratamiento ha mantenido la misma visión que tenía antes de empezarlo. Esta es una de las grandes noticias de esta terapia. Nos permite mantener la función visual, mientras que en otros tratamientos con quimioterapia tenemos el riesgo de perder parte de la visión», ha señalado el oncólogo y cirujano e investigador principal del ensayo, Jaume Català. Para seguir desarrollando el tratamiento y superar las distintas fases del ensayo para que en un futuro pueda validarse, ahora los investigadores buscan más pacientes que sufran un retinoblastoma que no responde a los tratamientos convencionales.
«Esta es una enfermedad minoritaria, así que requiere que los pacientes vengan de distintas partes del país y del mundo. Por esto es importante que más gente conozca que existe esta posibilidad, que las familias nos contacten, que valoren esta posibilidad para el tratamiento de sus hijos», ha subrayado el oncólogo Guillermo Chantada.
En la presentación de los resultados también ha estado presente Keisa, la madre de Félix, que ha explicado cómo este estudio pionero les devolvió la esperanza cuando parecía que no había solución para la enfermedad de su hijo: «Era difícil porque no respondía a los tratamientos y nos decían que no había otras opciones. Ha sido un poco difícil porque llegábamos desde lejos a un país desconocido». Asimismo, ha expresado su satisfacción por los buenos resultados del tratamiento, que han permitido que su hijo pueda llevar una vida normal, y ha animado a otras familias a sumarse al ensayo.
«Da esperanza que los niños con retinoblastoma puedan tener la oportunidad de tener una mejor vida, jugar, ver, esto es muy importante. Me alegra mucho que estén estudiando para que nuestros niños tengan una vida mejor. Quiero que todas las madres que tienen hijos con retinoblastoma sepan que hay la oportunidad de que nuestros niños puedan mejorar, de que puedan estar bien y puedan llevar una vida como la que lleva Félix ahora», ha enfatizado.