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El Vaticano considera «aceptables» las vacunas anti-COVID procedentes de fetos abortados

El Vaticano considera «aceptables» las vacunas anti-COVID procedentes de fetos abortados

Sebastian Scheiner | AP

El Vaticano ha instado este lunes a los católicos a vacunarse contra la COVID-19, al considerar que todas las vacunas desarrolladas son «moralmente aceptables», incluso las fabricadas a partir de linajes celulares procedentes de fetos abortados durante el siglo pasado. Una nota publicada este lunes «sobre la moralidad de la aplicación de ciertas vacunas anti-COVID-19» recuerda posiciones anteriores tomadas por la Iglesia hace 15 años, pero tiene como objetivo responder a consultas concretas recibidas en los últimos meses.

Lo más importante: «Es moralmente aceptable recibir vacunas (contra la) COVID-19 que hayan utilizado en su desarrollo linajes celulares de fetos abortados durante los procesos de investigación y producción», aclara la nota refrendada por el papa y publicada este lunes por la Congregación para la doctrina de la fe (guardiana del dogma). La Iglesia católica explica que el vínculo entre una persona que está siendo actualmente vacunada y los fetos abortados en el siglo pasado es «distante».

Las células madre de fetos abortados en las décadas de 1960, 1970 y 1980 —reproducidas en laboratorios desde hace décadas como «linajes celulares»—, han sido utilizadas por un gran número de investigadores en las diferentes etapas de desarrollo de las vacunas contra el coronavirus[contexto id=»381724″], por ejemplo por los grupos Astra Zeneca, Moderna y Pfizer, de acuerdo a documentación asequible en el sitio web del Instituto europeo de bioética. En varios países del mundo, sobre todo en América Latina, pero también en Australia y el Reino Unido, los obispos han mantenido intensos debates sobre el dilema de las vacunas «moralmente éticas».

El Vaticano también ha estipulado este lunes que «el recurso a estas vacunas no significa la aprobación moral del aborto«. Solicita a las empresas farmacéuticas y a las agencias sanitarias gubernamentales «producir, aprobar, distribuir y ofrecer vacunas éticamente aceptables, que no creen problemas de conciencia».

Aunque, en reglas generales, la vacunación debe ser «voluntaria», la Iglesia subraya que se trata de un acto por «el bien común» y «la protección de los más débiles y más expuestos», una posición por completo opuesta a la de los movimientos antivacunas. La Congregación para la doctrina de la fe finalmente evoca el «imperativo moral» para la industria farmacéutica, Gobiernos y organismos internacionales de hacer las vacunas contra la COVID-19 «asequibles incluso a los países más pobres», retomando así una reciente petición del papa Francisco.

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