China ha anunciado este lunes la relajación de sus medidas de planificación familiar y permitirá a sus ciudadanos tener un tercer hijo.
En contexto: la decisión tiene lugar unas semanas después de la publicación de los resultados del último censo, que dejó en evidencia una fuerte baja de la tasa de natalidad en el país más poblado del mundo.
Las autoridades han tomado esta decisión con el objetivo de «mejorar la estructura poblacional» del país, así como «responder de manera activa al problema del envejecimiento».
Según el censo presentado el día 11 de mayo y elaborado cada diez años, China cuenta ahora con casi 1.412 millones de habitantes, aunque el envejecimiento poblacional y la baja natalidad han hecho saltar las alarmas en Pekín.
En el texto publicado este lunes, las autoridades chinas sostienen que la medida garantizará que se alcance un «desarrollo económico de alta calidad», al tiempo que busca «mantener la seguridad nacional y la estabilidad social». Entre las cuestiones más espinosas, las autoridades citan las de «la visión de la familia por parte de los jóvenes» o los gastos desmedidos en celebraciones, dotes y regalos, que Pekín considera «malos hábitos sociales».
Uno de los objetivos del Gobierno a la hora de fomentar la natalidad -señala el texto- es contribuir a «reducir el gasto de las familias en educación», al tiempo que se compromete a «mejorar las bajas por maternidad». Asimismo, esta nueva política explora soluciones al problema del envejecimiento poblacional, como el retraso de la edad de jubilación y la puesta en marcha de una serie de garantías para los trabajadores jubilados.
Entre algunas minorías étnicas ya era posible concebir tres hijos, algo que no se les aplicaba a los han, la etnia mayoritaria en el país, lo cual había dado lugar a casos de mujeres forzadas a abortar por las autoridades o cuantiosas multas por incumplimientos, entre otras situaciones.
En octubre de 2015, el país había autorizado a sus ciudadanos a tener dos hijos al relajar la estricta y polémica política del hijo único que había regido en China desde 1979 para mitigar el crecimiento alentado bajo el primer presidente de la República Popular China, Mao Zedong.