Una mujer será juzgada en Francia por matar a su marido maltratador y abre el debate de la violencia de género
Primero fue su padrastro y después su marido y proxeneta. Y siempre su maltratador. Valérie Bacot, de 40 años, fue abusada sexualmente, humillada y vejada desde los 12 años por Daniel Polette, también padre de sus cuatro hijos fruto de las violaciones. Hace cinco años, en 2016, Valérie tras una nueva amenaza por no haberse sometido a las demandas de uno de los clientes con los que la obligaba a prostituirse, cogió la pistola de su marido y le pegó un tiro.
El juicio: hoy se enfrenta a un tribunal para ser juzgada por matar a su marido, hecho por el que puede ser condenada a cadena perpetua. Todo esto tiene lugar en un renovado debate en Francia sobre los fallos del Estado para proteger a las mujeres víctimas de violencia machista después de una semana en la que tres mujeres fueron asesinadas por sus exparejas en un país que tiene una de las tasas más altas de feminicidio. En lo que va de año, al menos 55 mujeres han sido asesinadas por su pareja o expareja en Francia.
Por su parte, el país se ha movilizado con una campaña de recogida de firmas para que Bacot no tenga que volver a entrar en prisión.
En mayo, Fayard, una de las editoriales más conocidas de Francia, publicó la historia de Bacot: Tout le Monde Savait (Todos lo sabían). El libro hace una lectura sombría: 198 páginas que detallan la miseria implacable que comenzó cuando Bacot, de madre alcohólica y padre en gran parte ausente, tenía 12 años y su padrastro Polette la obligaba a tener relaciones sexuales con él. En ese momento, ella dice que no tenía idea de lo que estaba haciendo y solo se dio cuenta después de una lección de biología en la escuela.
Polette fue encarcelado por incesto en 1995, pero se le permitió regresar al hogar familiar después de tres años y continuó violando a Bacot. «A nadie parecía extraño que Daniel volviera a vivir con nosotros como si nada hubiera pasado», escribe en el libro. «Todos sabían, pero nadie dijo nada».
Pronto volvió a violarla. Un día escuchó a su madre decir: «Me importa un carajo mientras no quede embarazada». A los 17 años quedó embarazada, después llegaron tres niños más, y también las palizas diarias.
En el libro detalla como ella y los niños vivían con el temor de provocar la ira de Polette, quien le rompió la nariz, la golpeó en la cabeza con un martillo y la obligaba a tener relaciones –que eran grabadas– con otros hombres y mujeres. Estos encuentros, según relata la propia Bacot, tenían lugar en la parte trasera de su Peugeot 806 donde su maltratador y proxeneta había instalado un colchón. Incluso durante estos encuentros él la espiaba y le daba instrucciones a través de un auricular, si no hacía lo que le exigía, posteriormente la golpeaba.
El caso de Valérie Bacot recuerda al de Jacqueline Sauvage, quien se convirtió en una causa célebre para los activistas contra la violencia hacia las mujeres y las niñas. Sauvage estuvo casada durante 47 años con un alcohólico violento que la violaba y golpeaba a ella y a sus tres hijas y abusaba de su hijo. En septiembre de 2012, un día después de que su hijo se ahorcara, Sauvage asesinó a su esposo de un tiro. Sentenciada a 10 años de prisión, después de tres años en la cárcel, fue indultada por el entonces presidente, François Hollande.
El juicio de Bacot durará una semana.