La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha inaugurado este jueves la estación de metro de Gran Vía, tras 1.060 días cerrada por obras, que cuenta ahora con tres niveles de paso y una conexión subterránea con Metro y Cercanías en la estación de Sol, además de una nueva tecnología y mayor accesibilidad.
En contexto: la estación de Gran Vía es una de las 25 más utilizadas de la red metropolitana, con un tránsito de 44.000 usuarios al día que, con la remodelación, aumentarán hasta los 66.000 gracias a la nueva conexión con la estación de Sol. Con una inversión de 10,7 millones de euros, se ha realizado una profunda renovación en la arquitectura de la estación.
Según la presidenta, que estuvo acompañada por el consejero de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, y la presidenta de Adif, Isabel Pardo, esta será la primera estación 4.0 de España por la que, antes de las obras, circulaban 16 millones de viajeros anuales, «la población de Andalucía y Cataluña juntas».
«Estoy segura de que Metro de Madrid va a ser testigo privilegiado de la revolución económica, social y cultural que le espera a Madrid en los próximos meses y años», ha dicho.
El primer nivel dispone de un vestíbulo mucho más amplio que el anterior, incrementando su superficie útil de 900 a 2.000 metros cuadrados. El segundo nivel intermedio aloja un pequeño museo con los restos arqueológicos aparecidos durante las obras y el tercer conecta con la línea 5 y con una galería que une el metro Gran Vía con Renfe Cercanías Sol.
En materia de accesibilidad, hay cuatro nuevos ascensores y 13 escaleras mecánicas conectadas y monitorizadas con el puesto de control de Metro. Además, las 14 nuevas máquinas expendedoras de títulos ofrecen grandes pantallas de visualización, el pago de la operación sin contacto y acceso al servicio de atención al cliente por videollamada.
De los 17 tornos de entrada, seis son para usuarios con movilidad reducida que disponen de sistemas de apertura fácil en puertas, tiras antideslizantes en escaleras fijas y etiquetas en lengua braille en los pasamanos, entre otros. La estética futurista se combina con elementos del pasado, siendo su elemento más característico un templete del arquitecto Antonio Palacios, que sirvió de hito de acceso a la antigua estación y que ahora, en la remodelación, se ha incorporado en superficie como réplica.
La de Gran Vía ue una de las ocho estaciones que tenía la primera línea del metro madrileño (la actual línea 1) inaugurada en 1919 por Alfonso XIII. Con el nombre original de Red de San Luis, luego cambió a su denominación actual, aunque durante la dictadura franquista recibió el nombre de José Antonio, recuperando el de Gran Vía en 1984.