La noche de este sábado al domingo, a las 03.00 horas finalizó el horario de verano y de nuevo los relojes vuelven a marcar las 02.00 horas en España. De este modo, se ha recuperado un año más el horario de invierno, de acuerdo con la Directiva Europea del Cambio de Hora que se aplica en todos los Estados de la UE.
El cambio de hora se efectúa siempre el último domingo del mes de octubre en el caso del horario de invierno, cuando el reloj se retrasa una hora, y el último domingo del mes de marzo, cuando se adelanta una hora el reloj y comienza el horario de verano.
De acuerdo con la normativa vigente, el cambio de hora de verano a invierno se produce el último domingo de octubre en toda Europa, de acuerdo a la Directiva Comunitaria del Cambio de Hora, que es de obligado cumplimiento con el objetivo de lograr un ahorro energético.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), el potencial de ahorro en iluminación podría alcanzar en torno a 300 millones de euros, el equivalente al 5 por ciento del total. De esa cantidad, 90 millones corresponde al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de 6 euros por hogar y 210 millones restantes se ahorrarían en los edificios del terciario y en la industria.
Por su parte, la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo, publicó en febrero de 2019 un informe en el que se puntualiza que los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros en el consumo de energía, pero que son marginales y que no hay certeza que se obtengan en todos los estados miembros.
El informe también indica que puede haber ahorros en iluminación, pero que no es tan obvio que ocurra lo mismo con la calefacción, pues podría incluso aumentar su consumo. Además, según indicaron los expertos, los resultados son difíciles de interpretar ya que están muy influenciados por factores externos, tales como la meteorología, la geografía y el comportamiento de los usuarios.
En febrero de 2018, a propuesta de Finlandia, la Eurocámara votó sobre la posibilidad de terminar con el cambio de hora. A pesar de recibir 384 votos en contra y tan solo 153 a favor, el Parlamento Europeo se comprometió a estudiar la viabilidad del cambio de hora y abrió una consulta pública, en la que más del 80% de los 4,6 millones de ciudadanos que participaron, se mostraron a favor de acabar con los cambios de hora.
Aunque la Comisión Europea aprobó la eliminación del cambio de horario, en marzo de este año la comisión de Transporte y Turismo del Parlamento Europeo apostó por retrasar hasta el año 2021 la eliminación del cambio de hora bianual propuesto por la Comisión Europea para abril de este año, de forma que las capitales tuvieran más tiempo para decidir si el país se queda con el horario de verano o el de invierno. Países como Portugal ya han decidido que continuarán con el cambio de hora estacional.
Las primeras disposiciones sobre el horario de verano se adoptaron en Europa en 1980 y desde el año 2000, con la mencionada directiva, quedaron establecidas las reglas que marcan su inicio en marzo y su finalización en octubre.
El cambio de hora empezó a generalizarse a partir de 1974, a partir de la primera crisis del petróleo, cuando algunos países decidieron adelantar el reloj para aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.
Si bien, desde la aprobación de la Novena Directiva por el Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión en enero de 2001, el cambio se aplica con carácter indefinido. La Directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, de 1 de marzo.
España, geográficamente, está ubicada en el huso UTC/GMT+1, como la mayor parte de Europa excepto Reino Unido, Irlanda y Portugal, que se mantienen en el UTC/GMT+0. Esta adscripción de huso es la que marca desde 1940 la «hora oficial» española, adelantada en 60 minutos a la «hora universal».
En la latitud de España, las horas de luz son las mismas, más o menos 10 horas en invierno y aproximadamente 14 en verano, pero no amanece o anochece a la misma hora en el este que en el oeste, pudiendo haber más de una hora de diferencia de un extremo al otro. Vigo (Pontevedra), por ejemplo, es la ciudad europea en la que más tarde anochece.
En España, el Ejecutivo creó una comisión de 14 ‘sabios’ para determinar la conveniencia o no de eliminar el cambio de hora estacional y, en caso de decisión afirmativa, decidir qué horario era más adecuado, el de verano o el de invierno. La comisión presentó un informe en el que no llegó a ninguna «resolución concluyente», habida cuenta de la «gran cantidad de repercusiones de impacto» que tiene esta medida en campos como el económico o el cultural.