Avances en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata
La probabilidad de sufrir esta enfermedad aumenta en función de la edad y se considera que un 60% de los varones de 79 años lo sufre
El cáncer de próstata es el tumor más frecuente que padece el hombre en España. Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, en lo que va de 2021, en España, se han diagnosticado más de 35.000 casos, con un total de 5.986 fallecimientos.
Se trata de una patología que tiene diferentes causas, algunas genéticas, por razón de raza o herencia familiar. Otras, debidas a factores externos como la diabetes, la hipertensión, la obesidad o el tabaquismo son más discutibles no existiendo medidas preventivas para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
La probabilidad de sufrir este cáncer aumenta en función de la edad y se considera que un 60% de los varones de 79 años ha sido diagnosticado de esta enfermedad. En cualquier caso, una patología que tiene una incidencia tal elevada y que, por tanto, genera un fuerte impacto en la población masculina, hace que sea una de las enfermedades más estudiadas a nivel urológico y que sean muchos los expertos que que investigan en el desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías para su diagnóstico y tratamiento.
En la actualidad, la alianza entre medicina y tecnología es fundamental, ya que los avances en dispositivos médicos redundan en beneficio de los pacientes y los cirujanos. Esto permite ofrecer diagnósticos más precisos y tratamientos con mejores resultados en términos funcionales y de recuperación.
En palabras del doctor Juan Justo Quintas, de ROC Clinic, “se debe incorporar aquella tecnología que demuestra mejorar los resultados diagnósticos y terapéuticos de nuestros pacientes”. Y es que la medicina no está exenta de adaptarse a la evolución. Al igual que en otros sectores, la medicina está sufriendo una revolución tecnológica de gran magnitud.
De esta manera, los avances en las técnicas para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer de próstata son cada vez mayores, destacando, entre todos, el diagnóstico a través de la biopsia de fusión, la terapia focal y la cirugía robótica con el sistema robótico Da Vinci.
Biopsia de fusión
La biopsia de fusión es, según los expertos de ROC Clinic, el proceso más preciso y fiable para detectar el cáncer de próstata. Tradicionalmente, las biopsias prostáticas se realizaban de manera aleatoria y ciega, es decir, no guiadas por una prueba de imagen.
Con la aparición de la resonancia magnética nuclear multiparamétrica de próstata, esta prueba permite por primera vez ver el área cancerosa dentro de la próstata. La biopsia de fusión nos permite fusionar las imágenes de esta resonancia del paciente realizada previamente con la ecografía realizada en tiempo real en el quirófano, permitiendo dirigir la toma de muestras a la región que el radiólogo marca como sospechosa.
Esta toma de muestras dirigida aumenta por tanto la posibilidad de diagnosticar un cáncer de próstata clínicamente significativo, disminuyendo la posibilidad de dejar sin diagnosticar a un paciente que padece realmente la enfermedad. Además, al realizar la toma de muestras por vía transperineal disminuye la posibilidad de infección y elimina la posibilidad de sangrado rectal o rectorragia.
Este tipo de biopsias, además, facilita al facultativo un mapa preciso del tumor (tamaño y localización) y de sus relaciones con las estructuras importantes como el esfínter, lo que permite al cirujano planificar mejor el tratamiento de manera individualizada y abre la posibilidad de realizar tratamientos con terapia focal.
Una vez analizada esa biopsia, que proporciona con exactitud la extensión y agresividad del tumor dentro de la próstata, el cirujano y el equipo médico, informando siempre al paciente, decidirán la mejor manera de intervenir y tratar ese cáncer.
A partir de ese diagnóstico, existe un abanico de opciones terapéuticas muy amplio, siempre teniendo en cuenta aspectos importantes como la edad, las características de agresividad del tumor, el tamaño o volumen tumoral o la localización, y en función de eso adecuar el mejor tratamiento individualizado para cada paciente.
Según explica el doctor Justo, «las opciones son variadas, pudiendo considerarse desde no tratar al paciente y hacerle un seguimiento estrecho dentro de un programa de vigilancia activa en pacientes con cáncer de bajo riesgo, hasta los tratamientos radicales, pasando por otras opciones como el tratamiento focal«.
Tratamiento con terapia focal
La terapia focal es un tratamiento mínimamente invasivo, que persigue replicar los resultados oncológicos de las terapias radicales disminuyendo los efectos secundarios asociados a estas como la disfunción eréctil o la incontinencia urinaria.
Consiste en tratar únicamente el foco tumoral preservando el resto de la glándula prostática. Para esta terapia es importante la realización de una biopsia de fusión previa que asegure que el tumor está únicamente en el foco identificado en la misma para realizar el tratamiento. En la mayoría de los casos, se realiza de forma ambulatoria o con una estancia hospitalaria breve permitiendo un rápido retorno a la vida cotidiana.
ROC Clinic, por ejemplo, dispone de tres modalidades de terapia focal: crioterapia, HIFU (ultrasonido focalizado de alta intensidad)y electroporación. La crioterapia utiliza las bajas temperaturas para destruir las células cancerígenas. La terapia focal con HIFU consigue el mismo efecto lesivo sobre las zonas tumorales, en este caso, gracias al calor que concentra un dispositivo de ultrasonidos.
Por su parte, la electroporación permite también preservar al máximo las estructuras sanas vecinas a la lesión tumoral a tratar, administrando una serie de pulsos eléctricos cortos y de alto voltaje, que destruyen las células cancerosas de la lesión a tratar.
Cirugía robótica
Las intervenciones urológicas han dado un salto de precisión incorporando a su arsenal médico el sistema robótico Da Vinci, un aparato desarrollado en EEUU que sintetiza las ventajas de la cirugía abierta y la laparoscopia en una operación mínimamente invasiva.
El sistema robótico Da Vinci está compuesto por una consola quirúrgica, el carro del paciente con los brazos robóticos y la torre de visión, con lo que el urólogo opera a distancia y manipula la óptica y los brazos desde la consola quirúrgica.
Así, el cirujano tiene una visión excelente del campo quirúrgico, ampliado y en tres dimensiones, con la posibilidad de tratar áreas anatómicas difícilmente accesibles con más precisión, lo que redunda en mejores resultados, y todo a través de unos accesos de unos pocos milímetros de incisión.
Además de los resultados oncológicos, que son el principal objetivo de estas cirugías, el empleo de estos robots mejora los resultados funcionales (preserva la función sexual del varón) lo que influye en la mejora de su calidad de vida.
Estas cirugías implican menor tiempo quirúrgico, menor sangrado intraoperatorio y un alta hospitalaria en un menor espacio temporal, siendo, en conjunto, una intervención menos traumática y con una recuperación post operatoria menos dolorosa y más rápida, con una hospitalización más breve y una mejor y más rápida vuelta a la vida normal.
El uso de esta tecnología acarrea más beneficios, amplifica las cualidades del médico, que se beneficia de una mejor postura durante la intervención, minimizando el cansancio inherente a cirugías de estas características. Además, es una tecnología segura, ya que cuenta con mecanismos de seguridad bidireccionales, tanto del cirujano sobre el robot, como del robot sobre el doctor.
En este sentido, para los cirujanos de ROC Clinic, «los sistemas robóticos están dotados de mecanismos de seguridad para que, en el caso de detectar alguna acción anómala, este se detenga automáticamente y active una alarma, limitando su nueva puesta en funcionamiento al hecho de solventar el problema que desencadena la alarma», según explica el urólogo Juan Justo. Así mismo cuentan con baterías de reserva para finalizar o retirar en sistema robótico del paciente en casos de fallos de suministro eléctrico.
Y aunque pueda parecer que las máquinas suplantan a los humanos o crean barreras entre ellos, en estos casos los pacientes están debidamente informados del procedimiento, y una vez conocen sus beneficios, son proclives a estas intervenciones.
Según la experiencia del doctor Justo, “el uso de tecnología robótica no implica una disminución de la atención que se presta a la intervención. El hecho de no estar en contacto directo con el paciente no implica que no esté inmerso completamente en el procedimiento quirúrgico que está realizando. La calidad de la imagen que ofrecen los dispositivos robóticos hace que la inmersión en la cirugía sea mayor si cabe, ya que permite al cirujano sentir que está navegando en el interior del paciente”.
En cualquier caso, los buenos resultados de las nuevas técnicas y tecnologías, como el robot Da Vinci, no son óbice para que la tecnología y la medicina sigan evolucionando y mejorando para proporcionar cada vez mejores resultados en el tratamiento del cáncer de próstata y otro tipo de enfermedades.