Los humedales, importantes hábitats de diversidad, en estado de conservación preocupante
«Los humedales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques y a día de hoy son el ecosistema más amenazado del mundo»
El más reciente comunicado de Ecologistas en Acción advierte de que muchos humedales se encuentran en un nivel crítico. «Los datos son aplastantes», comenta a THE OBJECTIVE Carol Martín, coordinadora del Área de Conservación de la Naturaleza. «Desde hace tiempo, más concretamente 1970, se viene avisando de que se han perdido o degradado entre un 65 y un 74% a nivel mundial. Los humedales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques y a día de hoy son el ecosistema más amenazado del mundo».
Unos datos que también afectan a nuestro país, ya que según apunta el Informe sobre la Situación de los Humedales que elaboró el Ministerio de Transición Ecológica el año pasado, el 12% de estos espacios está bien conservado y el 15% se encuentra en un estado moderado, pero el 24% está en un estado pobre y el 30% en uno muy pobre. El 19% restante no tiene evaluación. «Además, en los últimos 40 años, han desaparecido el 60% de ellos», sostiene Carol Martín.
Algunos de ellos importantes, como La Janda en Cádiz o La Nava en Palencia, que se encuentran en procesos de recuperación. «Estos humedales fueron desecados en los años 60 del pasado siglo para favorecer la implantación de agricultura intensiva, en lo que constituye, sin duda, uno de los mayores atentados ecológicos contra nuestros humedales de nuestra historia», sostiene la coordinadora de la organización.
Doñana, Tablas de Daimiel o Mar Menor, en estado crítico
La principal amenaza para estos espacios de biodiversidad es la agricultura intensiva, ya que lleva aparejada la sobreexplotación y regadíos desmesurados. A este problema, Carol Martín suma la ausencia de políticas públicas que los protejan de los cambios del suelo, las alteraciones en la dinámica del agua, las extracciones de pesca o madera, la contaminación, la inducción de especies exóticas invasoras y el cambio climático. Unos actos que han hecho que importantes humedales como los de Doñana, Tablas de Daimiel o el Mar Menor se encuentren en estado crítico.
«Al primero de ellos le afecta fundamentalmente el regadío, tanto legal como ilegal, y la sobreexplotación», explica Carol Martín. «Doñana ya no recibe aporte hídrico de aguas superficiales, porque el río Guadiamar se desvió hace años para satisfacer la desmesurada demanda agrícola. Así, con las cuencas vertientes amputadas, Doñana solo recoge aguas pluviales. Además, su acuífero subterráneo está declarado sobreexplotado y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea falló en junio de 2021 que el Reino de España está incumpliendo el derecho comunitario, en particular la Directiva Marco de Agua y la Directiva Hábitats. El Gobierno andaluz, lejos de cumplir estrictamente el plan de regadíos aprobado en 2014, ahora quiere amnistiar más de 1400 hectáreas ilegales de regadío, generando falsas expectativas de agua en una zona cuya actividad económica y social gira en torno al deteriorado humedal».
Tablas de Daimiel no se encuentra en mejor situación. Según la coordinadora de la organización, tanto es así que el agosto pasado estuvo en mínimos históricos en cuanto a superficie encharcada se refiere. «Apenas 50 hectáreas de las más de 1780 de lámina de agua tenían algo de humedad. Tras ese momento se pusieron en marcha los pozos de emergencia y ahora dispone de unas 300 hectáreas, muy lejos de lo que le correspondería en esta época del año. Pero el ecosistema sigue sin funcionar sin aportes naturales, superficiales ni subterráneos, y con una creciente extracción de agua de un acuífero ya sobreexplotado y acuciado por los efectos del cambio climático. Las administraciones, especialmente la de Castilla-La Mancha, responsable del crecimiento del regadío, sigue alentando las explotaciones anunciando nuevos trasvases a la llanura manchega, pidiendo la legalización de pozos, reclamando fondos para el regadío a Bruselas y proponiendo nuevos embalses», comenta.
Por último, el Mar Menor se encuentra afectado por la eutrofización, es decir, por el exceso de nutrientes provenientes de los fertilizantes de origen agroindustrial del Campo de Cartagena, donde se encuentran cerca de 10.000 hectáreas de regadío ilegal descontrolado. Un hecho que hace que «se repitan constantemente los episodios de muerte de miles de peces y crustáceos en sus orillas por esta causa. A pesar de la necesidad de tomar de manera urgente decisiones políticas para detener este proceso, todavía no se ha puesto en marcha ni el Plan de Gestión Integral de los espacios protegidos del Mar Menor y la franja litoral mediterránea de la Región de Murcia ni la Estrategia de Gestión de Zonas Costeras en el Mar Menor y su entorno. Lo que sí ha hecho el Gobierno de la Región de Murcia es modificar normativas reduciendo garantías ambientales o derogando otras que establecían limitaciones y exigían medidas concretas al sector agroindustrial, como la Ley 1/2018, para garantizar la sostenibilidad ambiental del entorno del Mar Menor».
La importancia de los humedales para la biodiversidad
Como señalan desde Ecologistas en Acción en el comunicado, los humedales son espacios importantes para la naturaleza porque contribuyen a la preservación de la diversidad, a la mitigación del cambio climático y a la adaptación al mismo, regulan las inundaciones, termorregulan las temperaturas locales, incrementan la disponibilidad de agua dulce, son auténticas depuradoras naturales, facilitan la vida animal y enriquecen las economías.
«La legislación en materia medioambiental es profusa pero no hay valentía en aplicarla contundentemente, en hacerla vinculante, en hacerla prioritaria»
Carol Martín
Por ello, es importante revertir la situación. Carol Martín sostiene que ya existe legislación suficiente para afrontarlo, pero que lo importante es aplicarla con convicción y seguridad. «La legislación en materia medioambiental es profusa pero no hay valentía en aplicarla contundentemente, en hacerla vinculante, en hacerla prioritaria. Por otra parte, habría que limitar los planes desmesurados de regadíos que recoge la nueva legislación de los Planes Hidrológicos. No es realista pensar en aumentar las hectáreas de regadío en un contexto de cambio climático como el que vivimos, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias que el regadío tiene para los ecosistemas naturales», comenta.
Además, habría que limitar el resto de impactos como las infraestructuras, los vertidos y las especies exóticas invasoras. Para los que existen, según la experta, dos planes de protección: «El plan estratégico español para la conservación y uso racional de los humedales, que se encuentra sin actualizar de momento, y el plan estratégico del convenio Ramsar, que ya ha sido revisado en varias ocasiones».
Si se aplican estas medidas, todavía estaremos a tiempo de recuperarlos. Y, aunque la situación es complicada, Carol Martín no pierde la esperanza. «El pasado 2 de febrero, el Día Mundial de los Humedales, el MITECO anunciaba la puesta en marcha de el Plan Estratégico de Humedales para impulsar la conservación y recuperación de estos ecosistemas clave con un aporte del 120 millones de euros. Desde Ecologistas en Acción esperamos que este compromiso sea real y no mera propaganda, y que se tomen en serio la conservación de estos espacios naturales tan necesarios», finaliza.