Investigadores y veterinarios especializados en microbiota intestinal animal han descubierto en los últimos años que los perros cuya alimentación contiene probióticos y prebióticos experimentan una mejora sustancial en su salud intestinal, así como en la calidad de las heces.
En este sentido, los investigadores han puesto de manifiesto que los prebióticos, que actúan como alimento para los miembros beneficiosos de la comunidad microbiana residente en el intestino (conocida como microbiota), y los probióticos, microorganismos vivos que favorecen una barrera intestinal eficaz, favorecen el bienestar de los canes.
En concreto, el estudio ‘Impacto de los prebióticos en la respuesta inmunitaria: del laboratorio a la clínica’, desarrollado por los científicos Gautam Banerjee y Radha Pujari, revela que estos pueden actuar directamente en las células epiteliales e inmunes del intestino del perro, lo que desencadena respuestas pro y antiinflamatorias.
Mientras, los probióticos, al alcanzar el tracto digestivo, interactúan primero con la microbiota, lo que se traduce en una mejora de su salud intestinal y de la calidad de sus heces, según estudios como ‘La suplementación dietética con Bacillus subtilis C-3102 mejora los indicadores de salud intestinal y la microbiota fecal de los perros’.
Microbiota intestinal
En los últimos años, el interés general por la microbiota ha aumentado exponencialmente. Según datos del informe ‘Descubriendo el Futuro’ de la consultora Kantar, los usuarios realizaron más de 40 millones de búsquedas mensuales relacionadas con este tema en 2023.
En este sentido, las investigaciones de la microbiota, así como sus funciones en el sistema inmunitario e intestinal, han cobrado mayor fuerza y se han trasladado desde la alimentación humana hasta la nutrición animal.
Los billones de microorganismos que componen la microbiota intestinal forman una barrera microscópica que actúa como un órgano con funciones nutritivas y defensivas. Así, la microbiota tiene un papel vital para combatir los patógenos externos que pueden llegar a dañar la salud de estos animales.
No obstante, la función de la microbiota intestinal no solo se limita a la mejora de la salud intestinal, sino que además actúa de refuerzo de las defensas, un 70% de las cuales se sitúa en el intestino, según el ‘expertise’ veterinario. La microbiota también tiene efectos sistémicos, llegando incluso a influir en el cerebro a través de la conexión cerebro-intestino.
Prebióticos y probióticos
Asimismo, ingredientes funcionales como los prebióticos y probióticos, que ya son populares en la alimentación humana, están ganando terreno en la nutrición animal gracias a sus notables beneficios para la salud intestinal.
Estos dos componentes dietéticos ayudan al tracto digestivo, lo que reduce posibles molestias y hace que la digestión sea más saludable. Por ello, los investigadores consideran que la combinación o balance de ambos en la dieta del perro es ideal.
Investigaciones realizadas por la Universidad de Illinois han demostrado que una alimentación restringida, con una dieta baja en grasas y alta en fibra, modifica con éxito la microbiota intestinal de los perros con obesidad. En este sentido, un estudio publicado por Journal of Animal Science incide en los cambios en la microbiota fecal de los perros en el transcurso de la pérdida de peso.
Si bien aún queda por explorar en el campo de la microbiota animal, las investigaciones observaron una reducción en el amoníaco fecal, un resultado posiblemente beneficioso, ya que las grandes concentraciones de amoníaco son tóxicas.