Estados Unidos sí ha frenado la caída en lectura y ciencias... y la clave han sido las tutorías
El país norteamericano ha sufrido una bajada de rendimiento mucho más tenue que la de otras naciones punteras
El último informe PISA, publicado hace tres semanas, ha sido devastador para casi todo el mundo. Los países que ya arrastraban una evolución negativa, como España, han seguido cayendo y los que aparentaban contar con sistemas educativos más sólidos sencillamente se han desplomado. Es cierto que esta edición de PISA debe situarse en el contexto de la pandemia, que en parte explica el descenso casi generalizado en las puntuaciones.
Sin embargo, algunos países han capeado mejor el temporal. Es el caso de Estados Unidos, que a diferencia de muchos otros países ha frenado en gran parte el bajón educativo provocado por la covid. Especialmente en dos de las tres categorías que mide PISA, comprensión lectora y ciencias, donde sólo se ha dejado uno y tres puntos respectivamente. Caídas, además, que no son estadísticamente significativas, sino que se sitúan en el margen de error. En matemáticas, la otra competencia evaluada por el informe, el descenso ha sido mayor, pero no hasta los niveles del conjunto de la OCDE.
Pero antes de explicar las razones de por qué Estados Unidos ha conseguido aferrarse a su nivel educativo prepandemia, pongamos un poco de contexto a las cifras de los distintos países. Así, es cierto que España no ha caído mucho más que el país norteamericano en comprensión lectora (tres puntos en vez de solamente uno) y que en ciencias lo hemos hecho incluso mejor (no sólo no hemos empeorado, sino que hemos sumado dos puntos). Sin embargo, cabe recordar que el nivel general de nuestro país con respecto de Estados Unidos es significativamente menor.
Más bien, Estados Unidos debe compararse con otros países de su mismo calibre o que al menos jugasen en su liga en el informe PISA previo (2018). Así, con las ínfimas caídas comentadas en comprensión lectora y ciencias, el país que preside Joe Biden sale mucho mejor parado en la comparación con países que solían puntuar bien en PISA. La resistencia de Estados Unidos sólo sorprende cuando se la compara con las tremendas caídas de Finlandia (-30 puntos en lectura y -11 puntos en ciencias), Polonia (-23 puntos en comprensión lectora y -12 en ciencias), Países Bajos (-26 y -15), Eslovenia (-27 y -7), Suecia (-19 y -6), Alemania (-18 y -11), Francia (-19 y -6), Bélgica (-14 y -8) o Portugal (-15 y -7).
Entonces, ¿cómo logró Washington detener la sangría? Para empezar la Administración Biden desembolsó 122 mil millones de dólares, una cantidad sin precedentes en tan corto espacio de tiempo, y específicamente dirigida a centros de Primaria y Secundaria. Con ese dinero, entre otras acciones, se acometió la compra de dispositivos electrónicos para los estudiantes confinados en sus casas y se contrató a trabajadores sociales que facilitasen el proceso de vuelta a las aulas tras una cuarentena que para muchos fue traumática.
Pero más allá de lo cuantitativo, uno de los factores clave que explica por qué el sistema educativo estadounidense se recuperó tan pronto de las consecuencias de la pandemia está en las tutorías. Esa fue la gran arma de los centros escolares para mantener el sistema en funcionamiento, ya fuera con seguimiento uno a uno entre el profesor y el estudiante o bien en pequeños grupos.
Es cierto que no todos los estados del país siguieron esta línea de actuación y, entre los que sí optaron por las tutorías, hay diferencias de puesta en práctica. Con todo, parece clara la diferencia entre aquellos territorios que hicieron bandera de esta herramienta y los que no.
La Casa Blanca pone el ejemplo del estado de Illinois, que centró su esfuerzo de tutorías en 125 colegios situados en distritos que habían sufrido un impacto desproporcionado de la pandemia. Casi 10.000 alumnos recibieron un mínimo de una tutoría, de los cuales unos 3.700 experimentaron un seguimiento más continuado. El efecto fue un rendimiento en notas significativamente mejor que el de otros estados que no hicieron tutorías.
A la vista de estos resultados, la Casa Blanca anima a poner en práctica otras herramientas de seguimiento sobre el alumnado tales como programas después de clase o de verano, introducción de coaches en lectura y matemáticas, u otras estrategias para combatir el absentismo escolar.