Tres lecciones para la vida dadas por un nobel de química
David MacMillan, Nobel de Química en 2021, ha sido investido doctor honoris causa en la Universidad Ramon Llull
El científico escocés David MacMillan (Bellshill, 1968), galardonado con el Premio Nobel de Química 2021 junto al alemán Benjamin List por sus avances en organocatálisis, fue investido doctor honoris causa por la Universidad Ramon Llull (URL) el 7 de junio en Barcelona.
A golpe de anécdota, y haciendo gala de sentido del humor, este profesor de la estadounidense Universidad de Princeton comentó durante el acto: “Muchas personas me preguntan cuáles son las lecciones principales que me han ayudado a ganar un premio Nobel… ¡Y, honestamente, no tengo ni idea! Pero he pensado que os podría explicar algo sobre quién soy, de dónde vengo y cómo llegué allí, incluyendo tres lecciones que han sido imprescindible en mi vida y mi carrera”. Son estas tres máximas para la vida contadas desde la propia experiencia.
«Es genial aprender de los demás, pero siempre siguiendo tu propio camino»
“Cuando era adolescente, mi hermano mayor Iain (…) fue la primera persona que conocí que estudió en la universidad. ¡Y lo hizo en contra de los deseos de mis padres, que creían que era una excusa para estar cuatro años más sin trabajar! (…) Pero, cuando se graduó, consiguió un trabajo… con un sueldo más alto que lo que mi padre hubiese ganado jamás”. Desde entonces, los padres de MacMillan le insistieron para que fuese a la universidad a estudiar lo mismo que su hermano.
“Pero mi hermano estudió Física, y a mí no me gustaba nada… Afortunadamente, en nuestro currículum había también clases de Química, y en segundo nos explicaron la Química Orgánica. Por primera vez viví una clase que no era solamente una lección, sino una revelación (…) y acabó convirtiéndose en una pasión. (…) Es decir, la moraleja de la historia es que mi hermano fue el mejor referente que hubiese podido tener, sin él hoy no estaría aquí… pero, si hubiese intentado seguir su camino en el campo de la Física, en vez de encontrar el mío, habría sido desgraciado y habría acabado fracasando”.
«Que no te venza el fracaso, es simplemente otra palabra para decir experiencia»
“Como me gustaban tanto la liga de fútbol americano, la televisión de Estados Unidos y la música indie americana, se me ocurrió la idea de ir a Estados Unidos a estudiar el doctorado. En los 80, en Gran Bretaña, la forma de hacerlo era contactar directamente con algún profesor con el que uno quisiera estudiar… escribí 19 cartas a 19 profesores de diferentes universidades americanas”.
“Cuatro años más tarde, recibí solo una respuesta. El profesor Hal Moore, de la Universidad de California, Irvine (UCI) me escribió diciendo, básicamente, ‘Eres un bobo. ¡En Estados Unidos no puedes pretender estudiar un doctorado a base de enviar cartas! Aquí tienes un formulario. ¡Úsalo!’ Lo hice y, unos meses después, me aceptaron en UCI y me marché a Estados Unidos. (…) Me gusta explicar esta historia porque, aunque hice un poco el ridículo, ¡también fue la manera en qué acabé consiguiendo ir a Estados Unidos!”.
«Intenta reír cada día. La vida puede ser dura, pero no siempre te tienes que tomar a ti mismo demasiado en serio»
“Cuando recibí el premio Nobel, me hizo ilusión ir vestido con un kilt (falda escocesa). Lo encargué y me lo hicieron llegar el día mismo de la ceremonia… ¡Y era precioso, pero extremamente estrecho! Fui arrastrándome toda la ceremonia, dando pasitos cortos y maldiciendo a sastre…”
“Hasta que, cuando regresé al hotel, con los amigos y la familia, me hicieron notar que estaba fijado con un hilo para que no perdiera la forma durante el transporte… ¿Esa noche celebraba que era una especie de gran sabio? Nos reímos muchísimo, y siempre me hace reír mucho ver las fotos de la ceremonia, con mi kilt apretado”.