Se añade una cuarta luz a los semáforos, ¿por qué tendrán el color blanco?
El primer semáforo fue diseñado por el ingeniero británico John Peake Knight en 1868
Los semáforos son nuestros fieles compañeros en las calles. Estos dispositivos de señalización vial, con sus luces de colores, regulan el tráfico de vehículos y peatones, garantizando un flujo seguro y ordenado en las intersecciones. Desde su invención, los semáforos han evolucionado significativamente, pasando de ser simples señales manuales a sofisticados sistemas controlados por ordenador. Hoy en día, son indispensables en nuestras ciudades y pueblos, ayudando a prevenir accidentes y a mejorar la movilidad urbana.
Su nacimiento
La necesidad de regular el tráfico de forma eficiente y segura surgió a medida que las ciudades crecían y el número de vehículos aumentaba. El primer semáforo, tal y como lo conocemos hoy, fue diseñado por el ingeniero británico John Peake Knight en 1868. Este primer modelo era bastante rudimentario y consistía en dos brazos que se movían para indicar si los vehículos podían pasar o debían detenerse. Sin embargo, este diseño tenía sus limitaciones y no tardó mucho en ser reemplazado por sistemas más modernos.
La evolución de los semáforos
A lo largo de los años, los semáforos han experimentado una evolución constante, impulsada por la necesidad de mejorar la seguridad vial y la eficiencia del tráfico. Algunos de los hitos más importantes en esta evolución son:
- Electrificación: a principios del siglo XX, los semáforos comenzaron a utilizar energía eléctrica, lo que permitió una mayor fiabilidad y una señalización más clara.
- Incorporación de colores: las luces roja y verde se convirtieron en el estándar para indicar «alto» y «siga», respectivamente. Posteriormente, se añadió la luz amarilla para advertir de un cambio inminente.
- Automatización: los semáforos manuales fueron reemplazados por sistemas automáticos, que permitían programar secuencias de señales y ajustarlas en función del tráfico.
- Sensores y detectores: la incorporación de sensores y detectores de vehículos ha permitido adaptar la duración de las señales verdes en función del flujo de tráfico, mejorando la eficiencia y reduciendo las congestiones.
- Semáforos inteligentes: en la actualidad, se están desarrollando semáforos inteligentes que pueden comunicarse entre sí y con otros sistemas de transporte, como los sistemas de gestión del tráfico y los vehículos autónomos.
¿Por qué estos colores?
La elección de los colores rojo, amarillo y verde para los semáforos no fue arbitraria, sino que responde a una serie de factores históricos y psicológicos.
- Rojo: este color ha sido asociado con la prohibición y el peligro desde tiempos antiguos. En muchas culturas, el rojo se utilizaba para indicar fuego o sangre, simbolizando así una amenaza o un peligro inminente. En el contexto de los semáforos, el rojo se convirtió en la señal universal de «alto» o «pare».
- Verde: se asocia con la naturaleza, la vida y la esperanza. En muchas culturas, el verde representa la fertilidad y el crecimiento. En el ámbito de la señalización vial, el verde se eligió para indicar que el camino está libre y que se puede avanzar.
- Amarillo: es un color que llama la atención y se asocia con la precaución y la advertencia. En los semáforos, el amarillo sirve como una señal de transición entre el rojo y el verde, indicando que el semáforo está a punto de cambiar y que los conductores deben prepararse para detenerse.
¿Nuevo color?
La movilidad urbana está viviendo una transformación sin precedentes, impulsada por la irrupción de los vehículos autónomos. Para adaptarse a esta nueva realidad, los sistemas de señalización vial también deben evolucionar. Un grupo de ingenieros de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) ha presentado una propuesta audaz: la incorporación de un cuarto color, el blanco, a los semáforos.
Esta innovación permitiría a los coches autoconducidos interpretar las señales de tráfico de una manera más sofisticada, facilitando una comunicación más fluida entre vehículos y semáforos. Gracias a la luz blanca, los automóviles autónomos podrían tomar decisiones más inteligentes en las intersecciones, optimizando el flujo del tráfico y reduciendo drásticamente las congestiones.
Más allá de la eficiencia, esta tecnología podría mejorar significativamente la seguridad vial, al permitir una coordinación más precisa entre los vehículos y reducir el riesgo de accidentes. Además, al disminuir las emisiones contaminantes asociadas a los atascos, contribuiría a crear ciudades más limpias y saludables.
Tipos de semáforos
Aunque el semáforo tradicional con luces roja, amarilla y verde es el más conocido, existen diversos tipos, cada uno con una función específica:
- Semáforos circulares para vehículos: son los más comunes y se encuentran en prácticamente todas las intersecciones. Las luces roja, amarilla y verde indican, respectivamente, detenerse, precaución y avanzar.
- Semáforos peatonales: están diseñados específicamente para los peatones. Generalmente tienen luces roja y verde, que indican cuándo cruzar y cuándo detenerse.
- Semáforos con flechas: indican la dirección permitida del tráfico. Por ejemplo, una flecha verde hacia la izquierda indica que se puede girar a la izquierda.
- Semáforos para bicicletas: estos semáforos están diseñados específicamente para ciclistas y suelen tener símbolos de bicicletas.
- Semáforos para autobuses y tranvías: están reservados para el transporte público y suelen tener símbolos de autobuses o tranvías.
- Semáforos con cámara: equipados con cámaras que permiten controlar el tráfico en tiempo real y detectar infracciones.
¿