Educación suspenderá al profesor de Orense condenado a 13 años por violar a una menor
El hombre abusó de la joven alumna de manera reiterada desde que esta tenía 12 años y hasta que cumplió los 16
El profesor condenado a 13 años de prisión por agredir sexualmente de forma reiterada a una menor de edad, será suspendido por la Consejería de Educación y no se reincorporará a su puesto de trabajo en un colegio de Orense.
Así lo han trasladado a Europa Press fuentes del departamento autonómico después de que el colectivo Marcha Mundial das Mulleres afirmase en un mensaje publicado en redes sociales que el docente estaba en disposición de incorporarse a su plaza para el inicio de curso.
Educación ha confirmado que los servicios de inspección comunicaron «hace días» al centro que este profesor será suspendido y, por lo tanto, no impartirá clase, con independencia de que la sentencia emitida por la Audiencia Provincial de Ourense a mediados del mes de julio sea recurrida.
La Xunta espera resolver «la próxima semana» el expediente de suspensión en aplicación del artículo 181 de la Ley gallega de Empleo Público, que establece las condiciones para apartar de sus funciones a personal público con procesamientos o condenas penales.
Condena
La Audiencia Provincial de Ourense condenó en julio a 13 años y medio de cárcel a este profesor por abusar sexualmente de manera reiterada y violar a una alumna desde que esta tenía 12 años y hasta que cumplió los 16, después de haber contactado con ella por redes sociales y aprovechándose de su situación de vulnerabilidad familiar.
El hombre, de 45 años, la sometió a numerosos abusos y violaciones, así como a «prácticas sádicas» y, en una ocasión, le propinó una paliza y la abandonó en el monte.
En la sentencia, la Audiencia relata que el procesado, que fue profesor de la víctima desde Educación Infantil hasta Primaria, contactó con ella a través de redes sociales cuando estaba en sexto, «ocultando su verdadera identidad y su aspecto«.
Entre ambos, según indican los magistrados, se inició «una relación virtual en la que el acusado se presentaba como un apoyo emocional para ella, intentando ayudarla a solucionar sus problemas para, después, pedirle fotos desnuda y vídeos». Esta situación comenzó cuando la niña tenía entre 11 y 12 años, motivada, en buena parte, por su situación de vulnerabilidad familiar.
Tiempo después, tras la insistencia de la víctima para que le revelase su identidad, el condenado le pidió que fuera al aula de música, descubriendo entonces quién era. «La menor se quedó en estado de shock, y el acusado la abrazó, le dijo que la quería mucho, que él la apoyaba, la sentó sobre sus piernas y la besó en la boca».
A partir de ese momento, «consiguió quedar con ella en varias ocasiones en el colegio», indican los jueces, quienes afirman que durante esos encuentros realizó actos sexuales con la menor, además de propinarle «bofetadas y azotes, a modo de práctica sádica».
Posteriormente, según los hechos probados en la sentencia, quedó fuera del centro escolar con ella hasta en tres ocasiones, durante las cuales abusó de ella de forma continuada y la violó. Para quedar, le daba instrucciones, precisándole dónde estaba su coche estacionado para que se metiese en el maletero y, de esta forma, viajase escondida.
«Desde el parking la llevó a un monte y, en la segunda ocasión, cerca de una capilla, lugares donde le pegaba como práctica sádica«, afirma el tribunal. En una tercera ocasión, en 2021, cuando la menor había cumplido 16 años, «tras quitarle la ropa, le dio fuertes puñetazos en el pecho, culo y costillas, implorándole varias veces la víctima llorando que parase, cesando el acusado finalmente en su práctica sádica», señala la Audiencia Provincial, que relata que, a continuación, realizó prácticas sexuales y la abandonó, postrada, en el lugar, sin preocuparse por su estado.
En la resolución señala que la menor, ante este último episodio, decidió bloquear al acusado en las redes sociales para no tener contacto con él. Al reanudarse el curso escolar, en septiembre de 2021, expuso los hechos en el colegio, formalizando la denuncia ante la Guardia Civil.
Conocedor de su fragilidad
El profesor, según el tribunal, durante todo ese tiempo era «perfectamente conocedor de la edad y de la fragilidad emocional de la menor, derivada, principalmente, de una grave problemática familiar, presentándose como una figura de referencia y apoyo, aprovechándose de estas circunstancias«.
Además, subraya que el condenado «ostentaba una posición de superioridad derivada de la diferencia de edad, su condición de docente y el ascendente que ejercía sobre la menor».
En cuanto a la declaración de la víctima, indica que «va más allá de la verosimilitud, siendo verídica por su vívido y descriptivo relato, avalado por múltiples elementos de juicio, como son la prueba pericial tecnológica, las testificales de sus compañeras y amigas y la pericial de credibilidad del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga)».
Además, los magistrados aseguran que el profesor «contactó con varias menores, alumnas del mismo colegio, ocultando su identidad, sabiendo perfectamente quiénes eran ellas, así como que eran menores de 16 años» y se presentó también «como figura de apoyo» para, después, «pretender que las menores le enviasen fotografías o vídeos de ellas desnudas o en prácticas sexuales».
Además de la pena de prisión, la sentencia lo ha inhabilitado durante 21 años y medio para ejercer cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con personas menores de edad; y le ha impuesto ocho años y medio de libertad vigilada y la prohibición de comunicarse por cualquier medio y aproximarse a la víctima, a su domicilio, lugar de estudio o trabajo, durante 20 años y medio, así como el abono de una indemnización de 30.000 euros.