'Salvemos el dinero físico': una asociación se moviliza para evitar el fin del anonimato
La plataforma comienza una campaña para recoger 500.000 firmas y blindar por ley el derecho a usar metálico
«Una sociedad sin efectivo significa cero efectivo». Con ese lema, la Asociación Salvemos el Dinero Físico comienza este sábado una campaña nacional de recogida de firmas con el objetivo de presentar una Iniciativa Legislativa Popular que blinde por ley el derecho a utilizar dinero en metálico. Su desaparición implicaría, según los impulsores de la iniciativa, el fin de los mercadillos de segunda mano, la propina a los camareros, la limosna a los indigentes y, sobre todo, el fin de la privacidad.
«Cada céntimo que recibas quedará anotado. Cada transacción quedará registrada», avisa esta plataforma ciudadana compuesta por ciudadanos con experiencia en la defensa de las libertades públicas y los derechos fundamentales. Su unión nace ante la «preocupante proliferación de los pagos con sistemas electrónicos o digitales» y la «amenaza real» de que el dinero en efectivo sea sustituido por las Monedas Digitales de Bancos Centrales (CBDC).
Esto podría dar lugar, según la asociación, a «una mayor dependencia del Gobierno en nuestras vidas financieras». Y es que «los registros digitales de todas las transacciones pueden facilitar el monitoreo y el control gubernamental». Ante esto, «es importante preservar nuestra autonomía financiera y asegurarnos de que el Gobierno no tenga un control excesivo sobre nuestras finanzas personales».
500.000 firmas
Para que la ILP llegue al Congreso de los Diputados se requieren 500.000 firmas. La recogida comienza este sábado en la plaza de la Peregrina en Pontevedra. Estará liderada por David Díaz, excandidato a la alcaldía del municipio, junto a su equipo.
«Es fundamental que se respete el derecho de las personas a elegir cómo desean realizar sus pagos, sin imposiciones ni restricciones», afirma Díaz, que considera que «la hipotética eliminación del dinero físico vendría acompañada del control total de la población, más de lo que ya sabemos que está actualmente».
Díaz también critica las limitaciones de pagos en efectivo, argumentando que «la limitación con motivo de dificultar el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo es una excusa barata y lo único que ha traído es más dependencia de los bancos privados y mayor dificultad en la dinámica de consumo, con menos dinero en el bolsillo de los ciudadanos».
Zonas rurales y mayores
La desaparición del dinero en efectivo se cebaría especialmente en la tercera edad y las zonas rurales. Para estas, sostienen desde Salvemos el Dinero Físico, «el efectivo sigue siendo la forma de pago más confiable y accesible», por lo que «la eliminación del dinero en efectivo podría marginar a estas comunidades, dificultando sus transacciones cotidianas y su participación en la economía».
Las personas mayores representan el 28,5% de la población rural y son las que están sufriendo con mayor incidencia la desaparición de los cajeros automáticos y las mayores dificultades para obtener efectivo, con los riesgos de exclusión que ello conlleva. El dinero en metálico es su principal modo de pago, y sin acceso a él no tienen capacidad para realizar sus compras básicas del día a día.
Un problema del que alertan estudios como Análisis del papel del dinero en efectivo en las áreas despobladas en España, elaborado por Luis Antonio Sáez Pérez, profesor de la Universidad de Zaragoza, del que se desprende que el acceso a los servicios financieros es cada vez más restrictivo para una buena parte de la población en zonas despobladas. Incluso llega a asegurar que «estamos ante un desmoronamiento del sistema financiero en amplias zonas rurales de España».
El autor del informe asegura que «pagar en efectivo es una especie de derecho, que en el rural más periférico no pueden ejercer las personas más frágiles, mayores, inmigrantes, los más jóvenes, para los que la liquidez es el modo más habitual. De alguna manera, la capacidad de ciertas personas que ya tienen limitaciones en otros ámbitos, en su autonomía, ven en esta cuestión otra pérdida, que, aunque no es decisiva, se suma a varias, más aún en las pequeñas poblaciones».
Lo cierto es que cada vez son menos los usuarios que optan por el dinero en efectivo. El 52% de los españoles prefiere pagar con tarjeta de crédito y/o débito, también empujados por el hecho de que los métodos de pago que ofrecen los establecimientos están orientados a su exclusión, al optar por opciones más modernas. Pero la desaparición integral del efectivo plantea una serie de problemas que han llevado a esta asociación a buscar el apoyo ciudadano para impedirlo.