Los sombreros de una fábrica de Sevilla cubren las cabezas de judíos de medio mundo
En las instalaciones de Fernández y Roche-Industrias Sombrereras Españolas se producen 100.000 ejemplares al año
Desde el corazón de Salteras, en Sevilla, emerge una fábrica que no solo es un emblema de la tradición artesanal española, sino también un gigante en la industria del sombrero a nivel mundial. Cada año, más de 100.000 sombreros son meticulosamente creados en las instalaciones de Fernández y Roche-Industrias Sombrereras Españolas (Isesa), de los cuales un impresionante 60% se destina a cubrir las cabezas de la comunidad judía ortodoxa en Nueva York e Israel, principalemente. Este flujo constante de producción ha posicionado a la firma como un referente indiscutible en el sector.
El proceso de fabricación, que se lleva a cabo de lunes a viernes en horario intensivo, es completamente manual, destacando la habilidad y precisión de los 60 empleados que conforman la plantilla. Abraham Mazuecos, director general de Isesa, destaca que incluso los sombreros de copa, que adornan las cabezas de algunos británicos, son fruto de esta labor artesanal.
Mazuecos explica que, anualmente, entre 20.000 y 25.000 sombreros llegan a Israel, distribuyéndose en ciudades como Jerusalén o Tel Aviv. Además, en Estados Unidos, la demanda es algo más fluctuante, con más de 30.000 sombreros enviados cada año, de los cuales la mitad se transporta por barco y el resto por aire, asegurando que los productos lleguen a tiempo para satisfacer las necesidades de los clientes.
Características
Los sombreros, que son de color negro riguroso, deben adaptarse a los gustos y necesidades religiosas de los clientes, quienes utilizan diferentes modelos para la semana y para el shabat o shabbat, su día sagrado. La demanda de estos sombreros se intensifica durante las festividades judías, como el Rosh Hashaná y la Pascua judía, coincidiendo esta última aproximadamente con la Semana Santa católica.
El punto álgido de ventas se observa también durante el Hanukkah, celebración que se alinea con las navidades cristianas. Estas festividades marcan picos significativos en la demanda, contribuyendo a una facturación anual que ronda los ocho millones de euros. La mayoría de los clientes se encuentran en Nueva York y en ciudades de Israel, donde reside alrededor del 90% de los judíos de todo el mundo.
Los sombreros para judíos ortodoxos se caracterizan por sus medidas estrictas y su elaboración artesanal, pasando de mano en mano en una coreografía perfectamente sincronizada dentro de la fábrica. Isesa, que inició su andadura en 1885, sigue realizando más de 200 operaciones minuciosas para cada sombrero. Algunos clientes renuevan sus sombreros anualmente o bi-anualmente, donando los antiguos a personas menos afortunadas, perpetuando así la vida de estos sombreros artesanales fabricados en un pequeño municipio sevillano de poco más de 5.500 habitantes.