La sequía azota a Doñana: la laguna más grande se vuelve a secar por tercer año consecutivo
Santa Olalla solo conserva una delgada capa de humedad residual y barro, lo que subraya la gravedad de la situación
Vista aérea de la laguna de Santa Olalla, Doñana. | CSIC
La situación en el espacio natural de Doñana, en Huelva, es alarmante. La laguna de Santa Olalla, la más grande de la región, ha concluido el verano en condiciones extremas, quedando prácticamente seca por tercer año consecutivo. Este fenómeno, que no se había registrado en las últimas cinco décadas, ha sido destacado por expertos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC). Según estos especialistas, la laguna solo conserva una delgada capa de humedad residual y barro, lo que subraya la gravedad de la situación.
Los problemas de Doñana no se limitan a la sequía, sino que también incluyen la sobreexplotación del acuífero que alimenta las lagunas del parque. Eloy Revilla, director de la EBD-CSIC, ha explicado que la combinación de estos factores está deteriorando significativamente el sistema lagunar de esta área protegida. El ciclo hidrológico de 2023-2024 empezó con la laguna completamente seca, una condición que se mantuvo durante dos meses hasta que las lluvias de mediados de octubre ayudaron a recuperar parcialmente el nivel del agua.
Desde abril, el aumento de nutrientes y las altas temperaturas han favorecido la proliferación de algas filamentosas en Doñana, detectada por los sensores de la ICTS-Doñana. A finales de junio, se registró un pico de más de 280.000 células de cianobacterias por mililitro, una cantidad considerada excesiva y potencialmente tóxica para la fauna del parque, como aves y peces. Además, durante el verano, la evaporación del agua y la pérdida de superficie inundada provocaron un aumento en los niveles de salinidad en la laguna.
La sequía ha afectado no solo a Santa Olalla, sino también a otras lagunas cercanas. Por ejemplo, la laguna Dulce se secó completamente a mediados de septiembre, y aunque la laguna del Hondón ha mantenido agua durante el verano, el panorama general es desalentador. Según estudios recientes de la EBD-CSIC, el 60% de las lagunas que existían en los años ochenta ya han desaparecido, y muchas de las que quedan se inundan menos frecuentemente y durante períodos más cortos de lo esperado.
