Cómo garantizar los derechos de la infancia ante la DANA: la respuesta de Educo
Proporcionar espacios seguros para el apoyo psicosocial, el ocio y la educación son clave
La situación en Valencia, tras la devastadora DANA, está lejos de volver a la normalidad. En este contexto, recuperar rutinas y un espacio seguro de aprendizaje y socialización es esencial para los niños y niñas cuya infancia ha sido interrumpida por este suceso traumático.
Desde hace más de 30 años, la organización global Educo trabaja para garantizar los derechos de la infancia, con un enfoque especial en la educación de calidad. Como expertos en educación en emergencias, la organización ha respondido a fenómenos extremos como inundaciones en Filipinas, la erupción del volcán de la Palma en España y conflictos en Gaza, Ucrania y Sahel. Su amplia experiencia le permitió actuar con rapidez en Valencia, apoyándose en su colaboración con entidades sociales locales que conocen las necesidades de las comunidades afectadas.
El apoyo psicosocial y educativo
La riada de Valencia dejó 12 centros educativos completamente destruidos y al menos 24.000 alumnos y alumnas sin poder ir a clase. La Consejería de Educación de la Generalitat Valenciana estima que la reconstrucción de su sistema educativo, incluyendo reparación de infraestructuras, revisión eléctrica y limpieza, llegará a más de mil millones de euros.
Tras la catástrofe, el primer paso fue coordinarse con colegios y entidades locales para evaluar las necesidades más urgentes. En un inicio, Educo proporcionó artículos esenciales como agua, alimentos y material de limpieza. Muy rápidamente, la ONG puso en marcha medidas para proteger y salvaguardar la educación, empezando por ofrecer un espacio seguro para garantizar la continuidad educativa, socialización y apoyo psicosocial para los niños y niñas afectados. Mientras algunos estudiantes fueron reubicados en escuelas cercanas menos dañadas, otros encontraron un lugar temporal en espacios municipales adaptados, incluyendo polideportivos y bibliotecas con la ayuda de organizaciones como Educo.
La vuelta a la normalidad
Macarena Céspedes, directora de incidencia e investigación social en Educo, recalca que «lo que más necesitan los niños y niñas es recuperar su rutina y su día a día lo antes posible». Para Educo, recuperar esta rutina va más allá de reanudar las clases. La educación no formal, las actividades recreativas y el apoyo psicosocial son fundamentales para ayudar a los niños a superar el impacto emocional de la tragedia y evitar que se convierta en un trauma a largo plazo.
Los niños pequeños, en particular, tienen mayores dificultades para procesar pérdidas como la de un hogar o un ser querido. «Los niños tienen la necesidad de expresarse y muchas veces no encuentran las palabras adecuadas para hacerlo. Por eso es tan importante facilitar espacios para que puedan empezar a hablar de lo ocurrido y cómo se han sentido con la ayuda de profesionales, psicólogos y profesores», añade Macarena.
Además del apoyo emocional, Educo insiste en la importancia de mantener espacios de ocio, con actividades que ayudan a los niños a desconectar y contribuyen a restaurar un sentido de normalidad en medio del caos.
El foco en las familias afectadas
La crisis generada por la DANA también ha añadido estrés a las familias afectadas. Educo ha ampliado su programa de becas de comedor escolar, cubriendo no solo a los niños que ya eran beneficiarios antes del desastre, sino también a aquellos que ahora lo necesitan. «El acceso al comedor como un servicio gratuito es de primera necesidad en estos momentos», señala Macarena, señalando la importancia de garantizar una alimentación adecuada para aliviar a las familias de la preocupación de proveer comida diaria para sus hijos.
Además, la organización ofrece asesoría a las familias para tramitar ayudas públicas. Estas ayudas pasan a menudo por una densa burocracia, que resulta desafiante para quienes están volcados en reconstruir sus vidas. Macarena también enfatiza la necesidad de apoyar emocionalmente a los adultos que cuidan de los niños afectados, ya sean sus familiares o sus profesores: «Cuando te enfocas en apoyar a los niños y niñas afectados, no puedes dejar de poner el foco en los adultos que los apoyan. Ellos también han sufrido por la DANA y necesitan herramientas para abordar este tema con los pequeños».
Resiliencia y prevención a largo plazo
Más allá de la respuesta inmediata, Educo busca reducir el impacto de futuros desastres, fortaleciendo la capacidad de respuesta de las comunidades expuestas a riesgos de catástrofes climáticas. «No es algo aislado; habrá una tendencia a que esto siga ocurriendo. Tenemos que aprender cómo ser más resilientes», señala Macarena.
La organización realiza un trabajo de incidencia, donde propone a la administración pública medidas de prevención como reubicar las escuelas que actualmente están situadas en zonas inundables, implementar protocolos de emergencia, realizar simulacros y promover la educación en prevención de riesgos. «Nuestro trabajo es dar ideas y sugerir cómo llevar a cabo estas medidas, pero la responsabilidad recae en la administración para asegurar que todos los niños y niñas disfruten plenamente de su derecho a la educación», enfatiza.
Un apoyo fundamental
Según Macarena, la vuelta a la rutina de niños y niñas integrados en escuelas cercanas llevará unas semanas, pero su recuperación emocional puede tardar mucho más: «Lo que no sabemos es cuánto tardarán en sanar los impactos emocionales de los afectados. Depende mucho de las herramientas que se pongan en marcha a través de profesores y psicólogos a lo largo de los siguientes meses», concluye.
Los lectores pueden apoyar el trabajo de Educo, certificado por el sello «dona con confianza» de la Fundación Lealtad, mediante donaciones que permitan contratar psicólogos, reforzar escuelas y rehabilitar espacios educativos.
El impacto de la DANA ha sido un suceso traumático, no solo para los miles de niños, niñas y familias damnificados, sino también para todos los españoles que hemos visto una devastación tan grande y tan cerca de nosotros. Con el apoyo adecuado, la infancia afectada podrá recuperar la estabilidad, el bienestar emocional y desarrollar la resiliencia necesaria para enfrentar futuros desafíos.