Viajemos cerquita y con gente maja, que sale más barato
«Un estudio sobre las tendencias de viajes de esta temporada de invierno revela una clara ralentización de los desplazamientos por ocio»
«De lo racional a lo emocional: aumentan los viajes familiares y los viajes en grupo, priorizando alojamientos y transporte económicos y sostenibles». Podría ser la versión posmoderna del socorrido villancico que nos viene amenizando estas entrañables fiestas desde tiempos inmemoriales. En lo más crudo del crudo invierno financiero escuchamos más a menudo de lo que nos gustarían estribillos de esta laya, parte del álbum «Estudio de Tendencias de Viajes de esta temporada de invierno» de Simon-Kucher, consultora en proyectos de crecimiento de ingresos.
Carlos Fernández, responsable del estudio y miembro del equipo especialista global de Hospitality en Simon-Kucher, asegura que, «a pesar de las dificultades económicas, los viajes siguen siendo una prioridad. Sin embargo, y tras unos años de reapertura y viajes récord en medio de una inflación desbocada, esperamos una clara ralentización de los viajes de ocio». Se acabó la euforia postpandemia. Todos entendimos la estampida tras el encierro, pero el famoso ahorro acumulado se acabó, la inflación se demandó y, parece, las botas de siete leguas tienden a ir al altillo. Tranquilidad.
Los de Simon-Kucher han preguntado a 7.200 personas en «ocho mercados clave, incluidos EEUU, los países de Oriente Medio y los principales países europeos». Y han concluido cosas como que los presupuestos para viajes de ocio se ralentizan: se prevé que crezcan solo un 1% en todo el mundo, lo que, dicen, refleja un «enfriamiento de la demanda». Dentro de ese resfriado (todavía no ha derivado en pulmonía: a rezar y abrigarse) hay matices: Francia e Italia destacan con descensos presupuestarios del 2% y el 1% respectivamente, mientras que los Emiratos Árabes, EEUU y España «muestran una mayor resistencia con un crecimiento presupuestario superior al 2%». Estamos entre los que insisten en pasarlo bien, con los de los petrodólares y los de los dólares de toda la vida (más Trump). Ole.
Para el que, pese a la persistencia de la euforia patria, esté interesado en los «ajustes para ahorrar costes», el estudio nos avisa de que «los factores clave que impulsan las reducciones presupuestarias» incluyen «optar por refugiarse en alojamientos más económicos (42%), realizar viajes más cortos (33%), reducir la frecuencia (30%) o simplemente debido a la inflación generalizada (31%)». Pues eso: menos, cerquita y al pie. Aunque también se puede disimular aportando un toque más entrañable. El informe añade que aumentan los viajes en familia: «Las reuniones navideñas están impulsando un aumento de hasta el 35% los viajes familiares, lo que subraya la importancia de la unión familiar en esta temporada». Qué remedio. Ante la típica pregunta «¿las Navidades bien o en familia?», parece que últimamente se impone la respuesta: «Barata». Después ya veremos.
Si se carece de familia o esta resulta insuficiente en número o entrañabilidad, se puede trascender hasta el gregarismo más asequible. «Los viajes en grupo se están recuperando a un ritmo constante, con un aumento previsto del 4% en eventos. El crecimiento está motivado por el aumento de la demanda en eventos corporativos, especialmente en mercados clave como los EAU y Reino Unido». No descarte desahogar su espíritu explorador a costa de la empresa. El concepto de viaje de trabajo puede ser muy amplio. Pero ojo, no vale traicionar el punto primero: recuerde la entrañabilidad de la familia. Que sé lo que está pensando. Sinvergüenza.
En general, Simon-Kucher resume las «nuevas tendencias en los viajes» con un eslogan definitivo: «Los viajes económicos son la nueva regla». Al parecer, «viajeros de todo el mundo se decantan por alojamientos económicos y transportes asequibles». Y «las generaciones más jóvenes lideran este cambio, especialmente en Alemania y España». Interesante. Vimos que, en general, estamos entre los derrochones estadounidenses y emiratíes, pero nuestros jóvenes no lo ven tan claro.
Otro dato significativo de cómo el temor a la penuria disminuye la envergadura de nuestras fantasías: dominan las escapadas nacionales. Más del 25% de los viajeros eligen destinos nacionales o cercanos por su asequibilidad y comodidad: te ahorras un buen dinero y medio día metido en un avión (más torturas aeroportuarias varias). Además, predomina la «concienciación sobre la masificación», que provoca que más del 50% de los viajeros esté preocupado por el exceso de turismo, y el 20% cancele viajes debido a destinos masificados.
Sigue habiendo a quien no le importe aflojar lo que haga falta. Pero están contados y bien delimitados. «La emisión del turismo de lujo radica en mercados específicos», dice el estudio. Los viajes de alto nivel están floreciendo desde EAU, Reino Unido y Estados Unidos, donde los viajeros buscan alojamientos de primera calidad y experiencias exclusivas. Por lo que sea, aquí Reino Unido nos ha tomado el relevo en la compañía de los poderosos de costumbre.
Y, por último, un toque verde para adornar la Navidad. «La sostenibilidad cobra protagonismo». Parece ser que «el alojamiento lidera la concienciación sobre la sostenibilidad», porque casi el 43% de los viajeros está dispuesto a pagar hasta un 43% más por alojamientos ecológicos, mientras que el 35% está dispuesto a pagar hasta un 27% más por vuelos sostenibles. Esta tendencia está liderada por EEUU y el Reino Unido, seguidos de cerca por Alemania. Por aquí tampoco aparecemos. Por lo que sea.