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La Policía quita peso a Google en el crimen de Soria: no hay pruebas de que sea el cadáver

Fuentes de la investigación insisten en que la captura del buscador no ha sido determinante ni ha aportado nada al caso

La Policía quita peso a Google en el crimen de Soria: no hay pruebas de que sea el cadáver

La captura realizada por Google Maps. | Google

Ni ha sido determinante ni ha aportado nada relevante. La imagen que captó Google Maps en una calle de Tajueco (Soria) en la que aparecía el presunto descuartizador, Manuel Isla, guardando una o varias bolsas en el maletero de su coche, solo era eso: una imagen. Ni estaba trasladando el cuerpo desmembrado de la víctima, Jorge Pérez Ochandarena, en una carretilla, ni lo ocultó después en su vehículo. Es lo que transmiten a THE OBJECTIVE distintas fuentes de la investigación. Hasta ahora, insisten, no existe prueba alguna que demuestre esa cronología de los hechos. La captura del famoso buscador ni siquiera es calificada por los agentes como tal. «Ha sido una pista más, pero ni ha sido el inicio del caso ni la piedra angular». 

Lo único que ha demostrado esa instantánea es que Manuel Isla estaba allí, en esa calle, por la vestimenta que llevaba y el vehículo que estaba utilizado, pero «la realidad es que, pese a todo lo mediático, no nos ha servido de nada», aseguran fuentes del caso. «Lo hemos dicho desde el principio, la foto no era especialmente relevante, lo dijimos también en la rueda de prensa. Alguien se inventó que había sido la clave para resolver el caso y ya se ha establecido como verdad. No nos han hecho caso pese a que hemos dicho lo contrario. No ha sido nada determinante», señala a este periódico un portavoz de la Policía Nacional en Soria. La imagen no forma parte ni del sumario judicial, según publica este viernes El Heraldo de Soria.

Vender la idea de que Google Maps ha ayudado a resolver el crimen ha colocado el suceso en las portadas de periódicos nacionales e incluso internacionales, pero lo cierto es que no ha sido así. Cabe destacar, no obstante, que en la primera nota de prensa, publicada por el Ministerio del Interior, la Policía señalaba que «una de las pistas con las que contaban los investigadores para resolver el crimen, sin ser determinante, fueron las imágenes que detectaron en una aplicación de búsqueda de ubicaciones». En una segunda nota, sin embargo, la Policía ya no hacía mención alguna de esta aplicación. En cualquier caso, insisten fuentes policiales, la investigación es secreta «y todavía queda muchísimo por descubrir».

Sin móvil del crimen

De hecho, la Policía todavía no sabe cuál fue el móvil del crimen, el motivo que pudo llevar a Manuel Isla y a su novia, Alicia Velázquez, a acabar con la vida del que era supuestamente su marido. Tanto él como ella se negaron a declarar antes los investigadores. Los agentes, no obstante, tienen apuntalada la participación de ambos a partir de distintas pruebas. Todo comenzó cuando la víctima, de origen cubano, llegó al municipio en octubre de 2023 para visitar a Alicia. Poco después, sin embargo, en noviembre, un primo de Jorge P. O. denunció su desaparición tras advertir que no respondía al móvil ni daba señales de vida.

El denunciante, según transmitió a los agentes, había recibido una serie de mensajes desde el teléfono del desaparecido. Decía que había conocido a una chica que se iba de Soria y que se deshacía del teléfono. Esto hizo sospechar al familiar y decidió poner todo en conocimiento de la Policía. Desde el primer momento, señalan fuentes policiales, las pesquisas se centraron el entorno más cercano del desaparecido. Y tras varios meses, descubrieron por la geolocalización que el teléfono de la víctima estaba junto con el de la mujer. Incluso en Peñafiel, a 120 kilómetros de allí, donde la pareja se desplazó para enviar el mensaje que recibió el primo del fallecido. 

No tenía otro coche

Finalmente, el pasado 12 de noviembre, la Policía registró tanto los domicilios de Manuel Isla y Alicia Velázquez como sus vehículos, en los que se consiguieron pruebas importantes para la investigación, entre ellas las que condujeron a los agentes al hallazgo de parte de restos de la víctima en el cementerio de Andaluz, a 10 kilómetros de Tajueco, un mes después de los arrestos. Entonces solo encontraron el tronco del fallecido. Los investigadores se centran todavía en localizar el resto del cuerpo y sobre todo en reconstruir el crimen. Despejar el porqué y el cómo. 

Lo que tienen claro, en cualquier caso, es que el día en que Google Maps capturó la imagen del presunto descuartizador difícilmente pudo cometer el crimen. En primer lugar, porque no tienen la fecha exacta en la que se realizó la instantánea. Y en segundo, porque, contrariamente a las informaciones que se han publicado, las bolsas que aparecían en el interior de su maletero en ningún caso se han encontrado junto a los restos del cadáver, lo que sí demostraría el papel que habría tenido el famoso vehículo. La Policía no sabe qué contenían los bultos envueltos en plástico, pero descarta casi por completo que fuese el cadáver de la víctima. Tampoco dio Google dato alguno a los agentes sobre el vehículo. «No era uno nuevo, ni nada por el estilo, ese coche era el del detenido de toda la vida y ya lo conocíamos», insisten. 

‘El lobo de Tajueco’

En Tajueco (Soria) todos conocían a Manuel Isla Gallardo, de 48 años, con el apodo de el lobo. Aunque la mayoría de vecinos de esta aldea ni siquiera sabe por qué. Tal vez «sea por su apariencia, siempre llevaba ropa de cuero negra y el pelo largo», dice uno de ellos. O quizás porque «parecía un hombre solitario». «Se relacionaba poco con la gente del pueblo», explica otro. En lo que sí coinciden, en cualquier caso, es que a Manuel nunca se le puso ese mote porque fuese violento o protagonizase altercados en el municipio. Ahora, sin embargo, tras su detención por el presunto asesinato, los vecinos ya no lo tienen tan claro. «La verdad es que el mote le viene que ni pintado», sentencian. 

Sobre su vida en localidad, los vecinos cuentan de Manuel que «era amante del heavy metal y llevaba una vida solitaria». Apenas se relacionaba con la gente del municipio. Hace dos años, cuentan, se recuperó un poco cuando regentó el bar de Bayubas de Arriba (Soria), pero luego tuvo dejarlo porque «cayó en lo mismo». Al parecer, el detenido tenía problemas con ciertas adicciones. «No llevaba buena vida», resume un vecino que lo conoce desde hace 20 años. Antes también había trabajado como peón en una empresa, pero tampoco funcionó. En el momento de su detención, seguía sin trabajo y, además, vivía de okupa en una vivienda sin luz ni agua corriente, revelan las mismas fuentes. 

El presunto descuartizador usurpaba desde hacía unos años la casa de sus padres, embargada por Hacienda. El ente la confiscó después de que el padre del progenitor fuese encarcelado por un delito de estafa, según detallan las fuentes. «El padre de Manuel era secretario del Ayuntamiento de Tajueco y estuvo en prisión por haberse quedado con los impuestos de los vecinos. Entró en la cárcel ya con 70 años, después falleció. Fue cuando embargaron la casa del municipio. Y así sigue. Como está en un pueblo muy pequeño y apenas vale nada, nunca ha habido ningún problema, no le han desahuciado».

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