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El feminismo se divide el 8-M por el 'sólo sí es sí', la prostitución, los trans y el velo islámico

En Madrid habrá dos manifestaciones: la transfeminista, con representación del Gobierno, y la de feministas clásicas

El feminismo se divide el 8-M por el ‘sólo sí es sí’, la prostitución, los trans  y el velo islámico

Miles de mujeres durante una manifestación convocada por la Comisión 8-M, por el 8-M, Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de marzo de 2023, en Madrid. | Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

El feminismo vive una batalla convulsa en su seno. Un choque frontal entre dos cosmovisiones irreconciliables: el feminismo radical, de raigambre marxista, y el transfeminismo, que acepta los postulados de la teoría queer. El primero cada vez está más alejado del Gobierno de España, mientras que el segundo marchará este sábado junto a él. Así se presenta el 8-M en España.

Estas diferencias sustanciales se evidencian sobre todo en cuatro asuntos: la ley del sólo sí es sí, la prostitución, el fenómeno trans y el velo islámico. Las feministas aglutinadas en el Movimiento Feminista de Madrid son críticas con todo esto, mientras que las de la Comisión 8-M defienden estas realidades. PSOE, Podemos y Sumar marcharán con estas últimas, pero la ministra de Igualdad, Ana Redondo, hará acto de aparición en ambas marchas, en ese equilibrismo que procura con el transfeminismo y el feminismo clásico, y que no termina de satisfacer a nadie.

Por otro lado, el gran ausente en los manifiestos de ambas concentraciones es el Me Too que ha sacudido recientemente a la política española tras las acusaciones vertidas sobre Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. Si en 2017 y 2018 las movilizaciones estuvieron articuladas alrededor del caso de La Manada, en 2020 y 2021 en torno a la pandemia y las condiciones de las mujeres dedicadas a los cuidados, y en 2022 y 2023 en torno a la ley transen esta ocasión no hay ningún gran leitmotiv

Ley del ‘sólo sí es sí’

La ley del sólo sí es sí sigue dividiendo al feminismo dos años y medio después de su aprobación. A finales del pasado mes de febrero, en virtud de la norma que impulsó Irene Montero, la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra rebajó de 15 a 14 años de prisión la condena de dos de los miembros de La Manada, condenados por violación grupal a una joven durante la celebración de los Sanfermines de 2016.

El Movimiento Feminista de Madrid critica las «nefastas consecuencias» de la ley del sólo sí es sí, derivadas de la «impericia de Podemos», mientras que las de Comisión 8-M culpa a la Justicia de revictimizar a las víctimas en sus procedimientos. A juicio de las transfeministas, el debate sobre las penas «desvía del foco importante», que, a su juicio, es «la prevención, el acompañamiento y la reparación de las víctimas, así como una Justicia feminista que no revictimice a las víctimas en sus procedimientos».

La prostitución

El otro gran tema que divide a las dos manifestaciones es el feminismo. Las feministas clásicas denuncian en su manifiesto «el sistema prostitucional, la pornografía, el Sugar Dating y las plataformas como OnlyFans porque ejercen, normalizan y promueven la reproducción de la violencia y la explotación sexual contra mujeres y niñas». Por otro lado, la Comisión 8-M no hace ninguna referencia a la abolición de la prostitución en su manifiesto.

Esto ha llevado a las feministas de la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, que participa del Movimiento Feminista de Madrid, a diferenciar entre «la manifestación que pide la legalización de la prostitución, de la explotación sexual de las mujeres, o a la manifestación que pide su abolición». La Comisión 8-M no quiere abordar ese tema porque produce choques en su seno.

El fenómeno trans

El gran tema, el que divide al feminismo: la «autodeterminación de género» plasmada en la ley trans. La Comisión 8-M dice estar compuesta por «feministas antirracistas y transfeministas». Además, dicen representar al colectivo «LGTBIQA+». Por otro lado, el Movimiento Feminista de Madrid denuncia que «el borrado de las mujeres representa una estrategia útil con el objetivo de diluir al sujeto político del feminismo, las mujeres».

Las feministas clásicas, además, denuncian «las políticas que permiten la hormonación de menores por cuestiones identitarias»: «Afirmamos que ser mujer es una realidad material y exigimos que se mantengan separados por sexos las estadísticas, deportes y espacios seguros».

El velo islámico

La última adición al conflicto. Las transfeministas han adoptado la causa del antirracismo, que no es prioritaria para las feministas clásicas, y con ese pretexto han acogido el velo islámico. El Sindicato de Estudiantes, representativo del feminismo posmoderno, impulsó la semana pasada una manifestación en favor del hiyab en las aulas de los institutos de Parla (Madrid), y formaciones de la izquierda en Cataluña, como ERC, PSC y Comunes, han hecho carteles del 8-M en el que incluyen a mujeres con burka.

Las feministas clásicas consideran que se trata de «un símbolo sexista fascista y religioso» que representa la subyugación de la mujer. Por todo lo expuesto, el 8 de marzo de 2025 podría caracterizarse por ser, amén del menos multitudinario, el más dividido de todos.

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