Dos tercios de los sacerdotes españoles dicen haber sido insultados o ridiculizados alguna vez
Un estudio del Observatorio para la Libertad Religiosa refleja una actitud de discriminación y odio hacia los presbíteros

El nuevo Obispo de Tenerife, Eloy Santiago, durante su toma de posesión en la Catedral de San Cristóbal de La Laguna, a 1 de mayo de 2025. | EP
El 67% de los sacerdotes españoles, dos de cada tres, han sido insultados o ridiculizados, o han sido víctima de bromas, comentarios inapropiados, irrespetuosos u ofensivos a causa de su fe o su condición de sacerdote. Así se desprende de un informe reciente del Observatorio para la Libertad Religiosa, titulado Discriminación y ataques a sacerdotes católicos, elaborado a partir de entrevistas a 117 presbíteros discriminados o atacados por su condición.
La encuesta refleja una realidad desconocida e invisibilizada, que es la violencia que sufren los curas católicos. De hecho, el observatorio se lanzó a su elaboración después de que muchos sacerdotes le alertaran de haber sido objeto de discriminación, acoso o ataques por su vocación. Algunos afirman que han tenido que aumentar la seguridad privada en sus parroquias, por ejemplo con cámaras de vigilancia, ante el aumento del vandalismo y/o las profanaciones en sus parroquias.
Entre los datos extraídos de las entrevistas destacan los siguientes: el 12% de presbíteros ha sido privado de servicios u oportunidades o ha sufrido un trato menos favorable en el ámbito público o privado a causa de su fe; el 5% ha sido agredido físicamente o asaltado; el 9% ha sido amenazado alguna vez o ha sido víctima de extorsión o coacción; el 32% ha sido alguna vez objeto de incitación al odio o acoso a causa de su fe o su condición de sacerdote.
Pero el porcentaje se dispara hasta el 67% cuando hablamos de ofensas, la mayoría de ellas públicas. «Muchos de ellos explicaron que reciben insultos por la calle y en redes sociales, como pedófilo o cuervo. Otros detallan que incluso les han escupido o abucheado en la calle, mientras que algunos señalan que ha habido pintadas con insultos contra ellos en su parroquia, como pederasta», explica María García, presidenta del Observatorio para la Libertad Religiosa.
Vandalismo contra iglesias
También hay una cantidad relevante de agresiones físicas. El estudio del observatorio que protege la libertad religiosa concluye que el 20% ha padecido actos vandálicos o daños materiales a causa de su fe o su condición de sacerdote, como marcas rayadas en forma de cruz en el coche. Un cura cuenta que pusieron un explosivo casero en la puerta de su casa. Además, el 48% afirma que su parroquia u otro bien eclesiástico que gestiona o al que está vinculado ha sido vandalizado.
Un mismo sacerdote da cuenta de todas estas pintadas en su parroquia: “Vagos”, “la Iglesia que mejor ilumina es la que arde”, “sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios”, la cruz invertida y el 666. A otro le pintaron una diana en la iglesia. Otro explica que «han lanzado petardos y dicho improperios dentro de la iglesia mientras celebrábamos la eucaristía». Un presbítero cuenta que le hicieron pintadas y le estamparon huevos contra su casa por negarse a celebrar Halloween. Uno de los sacerdotes fue testigo del lanzamiento de una pedrada contra una vidriera del templo.
Prejuicios en los medios
El 19% ha sufrido actos sacrílegos o de profanación en su parroquia o el lugar donde desarrollan su actividad sacerdotal. Muchos lo han denunciado. Un sacerdote explica que “quemaron la puerta de la iglesia y se llevaron el sagrario”. Por último, el 90% cree que en los medios de comunicación existen prejuicios contra los sacerdotes y obispos católicos, y se utiliza el problema de los abusos sexuales con fines de descrédito y denigración de la Iglesia, a pesar de que se calcula que menos del 1% de los casos de pederastia en España están relacionados con la Iglesia.
«Nadie debe ser discriminado por su fe. La mayoría de los sacerdotes realizan una excelente labor. Sin embargo, hay personas que deciden enturbiar su trabajo por el comportamiento de unos cuantos. Esto provoca que muchos presbíteros tengan que sufrir discurso de odio, discriminación, insultos constantes, e incluso a veces delitos de odio», concluye María García, presidenta del Observatorio para la Libertad Religiosa.