Cónclave: cuándo empieza, cómo funciona la votación y cuándo se cierra la Capilla Sixtina
No es una simplemente una elección política, para los cardenales se trata de un momento profundamente espiritual

Una imagen de la Capilla Sixtina, que acogerá el cónclave. | (EP)
La elección de un nuevo Papa es uno de los eventos más solemnes y desconocidos de la Iglesia católica. Este proceso, conocido como cónclave, tiene lugar tras la muerte o renuncia del Papa en funciones. A lo largo de los siglos, el procedimiento ha evolucionado, pero conserva un ceremonial cargado de simbolismo, tradición y secreto.

¿Cuándo comienza el cónclave?
El próximo cónclave está previsto para el martes 7 de mayo, que inicia formalmente con una misa solemne denominada Misa Pro Eligendo Papa, que se celebrará en la Basílica de San Pedro a las 10:00 de la mañana (hora local de Roma). Más tarde ese mismo día, hacia las 16:30 horas, los cardenales se trasladarán en procesión desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina, recitando letanías y oraciones. Durante una ceremonia conocida como Extra omnes, que marca el cierre del recinto a toda persona ajena al proceso de votación.
La cena de los cardenales
La noche del martes 6 de mayo, víspera del inicio del cónclave, los cardenales van a una cena comunitaria en la Domus Sanctae Marthae, la residencia vaticana donde permanecerán alojados durante todo el proceso. Aunque pueda parecer un acto protocolar, esta cena tiene un fuerte valor simbólico.
Ya que, es el último momento en que los purpurados pueden intercambiar palabras en un ambiente informal antes de ser sometidos al riguroso silencio y aislamiento del cónclave. Se interpreta también como un gesto de comunión y fraternidad, en el que los cardenales se preparan espiritualmente para la responsabilidad de elegir al sucesor.
¿Cómo funciona el sistema de votos?
El sistema de votación en el cónclave lo regula por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996. Y que modificó posteriormente por Benedicto XVI. Solo pueden votar los cardenales menores de 80 años. Actualmente, el número máximo de electores es de 120, aunque el Papa puede cambiar este límite si lo considera necesario.
Cada jornada del cónclave incluirá hasta cuatro votaciones: dos en la mañana y dos en la tarde. El método utilizado es el escrutinio secreto. Los cardenales tienen que escribir a mano el nombre de su elegido en una papeleta que depositan, uno a uno, en una urna sobre el altar de la Capilla Sixtina.
Antes de hacerlo, pronuncian el juramento: Testor Christum Dominum qui me iudicaturus est, me eligere in Papam illum, quem secundum Deum iudico eligi debere, que significa «Pongo a Cristo Señor por testigo, quien me juzgará, que elijo a aquel que, según Dios, creo debe ser elegido».
Cuando se han recogen todas las papeletas, tres escrutadores, que se eligen por sorteo al inicio de cada jornada, se encargan de contarlas y leer los nombres en voz alta. El resultado es anotado y se comunica al resto de los cardenales. Para que haya un nuevo Papa, tiene que haber una mayoría de dos tercios de los votos.
¿Qué pasa con las papeletas?
Después de cada votación, las papeletas se quemarán en una estufa especial conectada a una chimenea que sobresale del techo de la Capilla Sixtina. Si no hay consenso, se mezclan con un químico que produce humo negro, señal de que el Papa aún no ha sido elegido. En cambio, cuando el humo es blanco, se anuncia al mundo que hay un nuevo pontífice. La frase que los fieles corean entonces en la Plaza de San Pedro es: Habemus Papam.
Candidatos más sonados
Aunque el Espíritu Santo se considera el verdadero guía del cónclave, en los días previos suelen circular nombres de cardenales considerados papables. Los más mencionados actualmente son: el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, conocido por su diplomacia y cercanía al Papa Francisco. Así como, el cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas, apreciado por su carisma y visión pastoral.
O el cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, identificado con el ala progresista de la Iglesia. Otros nombres, son el cardenal Peter Turkson, de Ghana, y el cardenal Marc Ouellet, de Canadá, aunque el equilibrio geográfico, teológico y generacional siempre influye en la elección final.
La Capilla Sixtina permanece cerrada al mundo desde la tarde del martes 7 de mayo, una vez que se pronuncia el Extra omnes. Desde ese momento, todo contacto con el exterior se corta: los cardenales no tienen teléfonos, acceso a internet ni medios de comunicación. Todo está dispuesto para que el nuevo Papa emerja no de una campaña, sino de quienes son guiados por el Espíritu Santo. El mundo, expectante, mira al Vaticano, a la espera del humo blanco que anuncie al próximo líder de la Iglesia católica.