Los suicidios de adolescentes repuntan un 20% en un año mientras disminuyen los de adultos
El perfil del suicida adulto en España continúa siendo el de un varón; representan el 74% de las 3.864 muertes totales

Imagen de un adolescente triste en un aula escolar. | Freepik
Los suicidios de adolescentes españoles vuelven a repuntar con fuerza. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que en 2024 se registraron 76 suicidios entre jóvenes de 15 a 19 años, 13 más que el curso anterior, lo que representa un incremento interanual del 20% en este grupo de edad, según La Voz de Galicia. Este preocupante aumento contrasta con la evolución de la mortalidad por suicidio en adultos, que continúa a la baja por segundo año consecutivo. De este modo, los suicidios juveniles en España se desmarcan de la tendencia general, acercándose de nuevo a los máximos históricos alcanzados en 2022, especialmente entre los menores de 25 años.
Los datos difundidos por el INE confirman que en 2024 hubo un total de 3.864 suicidios en España, 106 menos que el año anterior, que ya fue el primer ejercicio con un descenso en los registros desde 2016 –con la única excepción de un leve retroceso en 2018–. Este parón rompió la cadena de incrementos acumulados durante casi un decenio, impulsados en parte por el impacto de la pandemia. La reducción global se debe sobre todo al descenso de suicidios entre los mayores de 25 años, que registraron 221 muertes menos que en 2023, lo que supone una caída cercana al 6%. El perfil más frecuente del suicida adulto en España continúa siendo un hombre: los varones representan el 74% de los casos.
Sin embargo, la dura realidad entre los jóvenes ha eclipsado estas cifras más alentadoras. La creciente cifra de suicidios adolescentes revela además un marcado sesgo de género: diez de los trece fallecimientos adicionales registrados en 2024 corresponden a varones, una pauta que se repite incluso entre los preadolescentes de 10 a 14 años, en los que las muertes de chicos se duplicaron al pasar de tres en 2023 a siete el año pasado. En el tramo de 20 a 24 años, por el contrario, se observa un fenómeno inverso: los suicidios masculinos disminuyen en diez casos respecto a 2023, mientras que los femeninos aumentan en ocho, lo que supone un preocupante incremento del 28% entre las jóvenes de esa franja de edad.
La reducción de suicidios entre jóvenes que se observó en 2023, tras un crecimiento acumulado de casi un 50% desde 2017, se revela así como un espejismo. Los datos provisionales de 2024 indican que el año pasado se quitaron la vida 209 menores de 25 años, quince más que un año antes, lo que implica un aumento cercano al 8%. Esta subida devuelve las cifras de suicidios juveniles a niveles prácticamente idénticos a los máximos de 2022, cuando se registraron 212 muertes en este grupo de edad.
El Gobierno destina 57 millones para salud mental
El Consejo de Ministros aprobó el mes pasado la distribución de 57 millones de euros destinados a reforzar la salud mental y prevenir el suicidio, un esfuerzo que el Gobierno califica como el mayor realizado hasta la fecha en este ámbito. Según lo acordado, un total de 17,8 millones de euros se asignarán al primer Plan de Prevención del Suicidio, mientras que los 39 millones restantes se destinarán al plan de acción para la salud mental. Ambas partidas, financiadas con cargo a los presupuestos del Ministerio de Sanidad para este ejercicio 2025, serán gestionadas por las comunidades autónomas y el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), y deberán aún superar el trámite del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
La ministra de Sanidad, Mónica García, subrayó el día de su anuncio que estos fondos “no sustituyen ni compiten” con los presupuestos que ya destinan las autonomías a la atención en salud mental. Según ella, buscan “reforzar” las capacidades del sistema sanitario para afrontar una situación que considera “crítica”. El primer plan antisuicidio de ámbito estatal contempla medidas como campañas de sensibilización, mejoras en las urgencias hospitalarias, atención específica a colectivos vulnerables y el fortalecimiento de los equipos especializados.
De los 17,8 millones asignados a este plan, 12,8 se destinarán a gastos corrientes vinculados a equipamiento y desarrollo de la estrategia, y los cinco restantes a inversiones en infraestructuras y equipamiento tecnológico que permitan mejorar la atención a largo plazo. Mientras, el plan de acción en salud mental para el período 2025-2027 prevé ocho líneas estratégicas para fortalecer el sistema. Incluyen el refuerzo de recursos humanos, la promoción de alternativas a la institucionalización y un uso más adecuado de psicofármacos, garantizando su prescripción solo cuando esté indicada y en todos los niveles asistenciales.