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Sociedad

Una veintena de denuncias fuerzan a la Iglesia a intervenir las Hijas del Amor Misericordioso

Temor entre los padres a que la asociación se declare en rebeldía y las monjas se dividan en pequeños grupos

Una veintena de denuncias fuerzan a la Iglesia a intervenir las Hijas del Amor Misericordioso

La exsuperiora general de las Hijas del Amor Misericordioso (HAM), María Milagrosa Pérez Caballero. | Arzobispado Sevilla

La decisión de la archidiócesis de Madrid el pasado lunes de intervenir la Asociación Pública de Fieles Hijas del Amor Misericordioso (HAM) se produjo tras una veintena de denuncias presentadas en los últimos años por diferentes casos de abusos de poder, de conciencia y de índole sexual, según revelan a THE OBJECTIVE familiares de varios jóvenes que, en su opinión, fueron captados en esta «secta».

El arzobispado que dirige el cardenal José Cobo tomó la decisión de disolver el equipo de gobierno de las HAM e intervenir por completo esta asociación religiosa tras una investigación del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica que se inició a finales del pasado año. «Dicha investigación, realizada tras las numerosas denuncias recibidas, aprecia verosimilitud en aspectos cuya competencia pertenece al dicasterio para la Doctrina de la Fe», reconoció la Iglesia en su comunicado del pasado 28 de julio.

La archidiócesis decidió expulsar de las HAM a María Milagrosa Pérez Caballero, quien ejercía de  superiora general, y nombrar a Pilar Arroyo «comisaria extraordinaria» por un periodo inicial de un año, que podrá ser prorrogable, con el encargo de supervisar la congregación de arriba a abajo. En concreto, revisar «la estructura de gobierno, el plan de formación, la vida comunitaria y el acompañamiento espiritual, además de revisar estatutos, reglamentos y la gestión económica».

La Iglesia subrayó en su comunicado sobre esta intervención que quedaban «suspendidas las funciones del equipo general de gobierno anterior» dirigido por Pérez Caballero, más conocida dentro de las HAM como la madre Marimí, quien estos últimos años ha dirigido de forma férrea a unas 130 chicas y una treintena de chicos dentro de esta asociación. La captación de los jóvenes para ingresar empezaba en retiros espirituales siendo menores y se materializaba al llegar a la mayoría de edad, por regla general entre los 18 y 21 años sin que los padres pudiesen oponerse.

Mientras dure el tutelaje eclesiástico de las HAM, esta organización «no podrá admitir nuevas vocaciones ni continuar los procesos formativos de postulantes y novicias de primer año», mientras que los más de 150 jóvenes captados que están dentro de la asociación «podrán seguir su proceso de formación bajo la autoridad comisaria» de Arroyo. Asimismo, el arzobispado limitó la actividad pastoral externa de las hermanas y anunció que «se requerirá autorización específica para determinados actos religiosos». Por el momento, «se permitirá el acompañamiento espiritual y formativo únicamente por personas designadas por la autoridad eclesiástica» con el fin de cortar el control emocional y espiritual que la superiora general destituida ejercía sobre ellos.

La archidiócesis de Madrid comunicó la intervención a las propias archidiócesis de Toledo y Sevilla y a la diócesis de Getafe, donde están presentes las HAM. La de Toledo también emitió un comunicado en el que precisa que en la localidad de Ocaña hay un convento de esta asociación desde 2017 como «casa de espiritualidad», que fue cedida por la congregación de las carmelitas descalzas, si bien en la actualidad «en esta casa no reside una comunidad estable de miembros».

https://twitter.com/architoledo/status/1949913129426833628

En Escalona sí que ha presencia de las HAM desde septiembre del año pasado, aunque fue «en todo momento temporal y provisional» por la necesidad «urgente», según el Arzobispado de Toledo, de comenzar el curso académico mientras se tramitaba su posible instalación en el convento de las madres capuchinas de Toledo. Pero tras un tiempo «de discernimiento pastoral y consultas pertinentes», se decidió a finales de abril «no renovar el permiso para que la comunidad del noviciado de las HAM permaneciera» en dicha localidad, al considerar que una comunidad formativa de esa naturaleza «debía estar bajo la jurisdicción directa» de la diócesis donde fue erigida la asociación. Es decir, en la de Madrid.

La decisión de expulsarlas de Escalona «fue comunicada con antelación y claridad» en un momento en el que el arzobispado ya conocía que las HAM estaban bajo investigación del Tribunal de la Rota. El propio arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, envió una carta a la supervisora general dándole «un margen suficiente de dos meses» para el traslado para que no afectase a la finalización del curso académico.

Primer efecto tras la decisión

La imposición de Arroyo como «comisaria extraordinaria» el pasado 28 de julio tuvo un efecto inmediato: cada joven HAM pudo llamar por teléfono a su respectiva familia para explicar cómo se encontraba. El régimen de contacto con sus familias estaba reducido al mínimo, con visitas limitadas a un máximo de diez horas al año -dos horas cada dos meses-, mientras que las conversaciones telefónicas estaban restringidas a seis horas al año -una cada 60 días-. Con el agravante de que en el mes de agosto no se permitían visitas ni llamadas debido a las vacaciones comunitarias, según Libertad Digital, a pesar de no tratarse ni de una congregación como tal, ni ser monjas de clausura.

La sorpresa ahora en la mayoría de los padres contactados por teléfono es que han comprobado que sus hijas no conocían los pormenores de la decisión del arzobispado de Madrid de la pasada semana. Varias de ellas les comunicaron que querían seguir siendo «monjas HAM» con sus respectivos guías espirituales, cuyas decisiones «son percibidas como la ‘voluntad de Dios’, lo que genera una atmósfera de obediencia absoluta». De ahí, el temor a que se declaren en rebeldía y se dividan en pequeños grupos para encerrarse en casas cedidas por seguidores de esta organización.

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