El olor corporal puede ayudar a predecir enfermedades como el párkinson o el cáncer
Los científicos han desarrollado nuevos métodos no invasivos para detectar de manera anticipada estos trastornos

Dos manos. | Pixabay
«Soy Joy Milne, tengo 67 años y puedo oler el párkinson». Esta es quizás una de esas frases que hace falta releer y repensar para tratar de entenderla. Y es que, aunque suene extraño, el caso de Milne dio la vuelta al mundo. Esta exenfermera escocesa detectó este trastorno neurodegenerativo en su marido diez años antes de que se lo diagnosticasen. ¿La explicación? Forma parte de una minoría de la población con un olfato infinitamente más desarrollado que el del resto. «Mi nariz está entre la de un perro y un humano», explica. La enfermera detectó que su marido olía diferente, pero siempre lo atribuía a otras cosas hasta que ambos acudieron a una reunión de personas con párkinson e identificó que todos los presentes desprendían el mismo aroma que su pareja.
Esta historia descabellada marcó un antes y un después en la investigación de esta enfermedad que no tiene cura. Su hallazgo la llevó a participar en estudios científicos de la Universidad de Manchester. Ahí validaron su capacidad para identificar casos de manera anticipada, poniendo fin a los rumores de otros profesionales de que estaba mintiendo. Los investigadores comenzaron a investigar las sustancias químicas presentes en la piel de los pacientes con la enfermedad, identificando así compuestos orgánicos que podrían servir como biomarcadores, es decir, características medibles del cuerpo humano que sirven de indicadores de un proceso biológico concreto, en este caso de la detección anticipada del párkinson. Desarrollaron un test basado en hisopo de sebo cutáneo (una muestra tomada del cuello o espalda) para identificar cualquier compuesto relacionado con la enfermedad.
El cuerpo humano desprende diferentes olores, y la aparición de uno nuevo podría significar un cambio en la salud de la persona, que en el peor de los casos estaría vinculado a trastornos muy graves como el mencionado. Los científicos están trabajando en diseñar nuevas técnicas para detectar sistemáticamente esos aromas que podrían acelerar la detección de enfermedades como el mencionado párkinson o hasta el cáncer.
En los últimos años, el estudio del hito detectado por Joy Milne ha sido realmente complicado. La dificultad reside en encontrar una manera de detectar el olor sin hacer uso de personas que cuenten con la habilidad de Milne, que es una minoría realmente pequeña, o usar animales como los perros, que tienen el olfato mucho más desarrollado que los humanos. El problema en este segundo caso es que entrenarlos requiere mucho tiempo y a corto plazo no sirve.
La ciencia parece haberse acercado a una posible solución. Se trata de RealNose.ai, una empresa dedicada exclusivamente a crear una nariz completamente robótica que permite a los investigadores detectar enfermedades a través de ella. El aparato tiene un sentido del olfato mucho más desarrollado y potente que el humano, lo que permite agilizar el proceso de la investigación. Este modelo salió al mercado en 2023 y utiliza la IA y la biotecnología para detectar perfiles de olor concretos de manera precisa y rápida. Este experimento dio paso a pruebas experimentales no invasivas que destacan oír su ato nivel de precisión y que en un tiempo podrían ser clave para detectar de manera temprana la enfermedad
El olor del cerumen como pista temprana del párkinson
Las investigaciones surgidas a raíz del hallazgo de la enfermera escocesa no son las únicas que se han llevado a cabo en esta materia. Paralelamente, se ha desarrollado decenas de estudios. Uno de los más reciente fue publicado el pasado junio por un grupo de científicos chinos desarrollaron un método que permite detectar el párkinson de manera temprana analizando el olor de la cera del oído. Los científicos recopilaron muestras de tapones de oído de un total de 209 personas, de las cuales 108 tenían párkinson, y lograron identificar qué pacientes estaban enfermos. Lograron realizar la separación tras analizar cada una de las muestras y analizar los olores químicos de la cera. Después una IA comparaba los patrones de los olores con los de otros pacientes sanos.
De esta manera, lograron descubrir que hay cuatro sustancias que suelen aparecer en las mismas proporciones entre los que padecen la enfermedad, por lo que la IA es capaz de identificarlas con gran precisión. No obstante los autores de la investigación han señalado que se trata de un estudio inicial realiza únicamente en un centro, por lo que es necesario hacer más comprobaciones y ensayos para validar su eficacia.