Así captaba fieles la líder de las monjas HAM: «La racionalidad es el instrumento del demonio»
La superiora de las Hijas del Amor Misericordioso pidió obediencia total a sus seguidores: «El Señor actúa a través de mí»
La ya ex superiora general de la asociación religiosa Hijas del Amor Misericordioso (HAM), María Milagrosa Pérez, difundió el año pasado una charla entre sus fieles, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE en exclusiva, en la que se presentó como una enviada de Dios -«el Señor actúa a través de mí», llegó a decir-, y en la que intentó anular la personalidad de sus más allegados con mensajes como el siguiente: «Vivir en la doctrina sobrenatural y divina significa vivir en una entrega de negación de ti mismo». Todo ello en medio de continuas advertencias sobre la presencia del demonio en cualquier aspecto de sus vidas, al que compara con las estalactitas por su afán de acechar a las personas «gotita a gotita». «El instrumento preferido del demonio es la racionalidad. (…) No podemos dejar que el demonio nos haga una tortura de convencimiento», les enfatiza en un momento dado.
La archidiócesis de Madrid decidió a finales de julio intervenir las HAM después de investigar una veintena de denuncias presentadas en los últimos años por presuntos casos de abusos de poder, de conciencia y de índole sexual en su seno, que fueron denunciados por miembros que salieron de esta asociación y por familiares de varias jóvenes monjas que, en su opinión, fueron captadas mediante acciones propias de una «secta».
La líder de las HAM, conocida como Marimí o mami entre sus seguidores, ya intuía a finales del año pasado que la Iglesia la investigaba cuando habló durante una videoconferencia de casi una hora con los «laicos» de su asociación, un grupo de fieles que a principios de agosto negaron en un comunicado «cualquier manipulación o aislamiento de personas» en los conventos tras estallar la polémica.
Marimí inició su alocución haciendo hincapié en los «pilares básicos» de la «comunidad» HAM: el carisma y la confianza. «Pilares básicos que tenemos que tener muy claros y que tendremos que articular y defenderlos porque Dios te ha dado una identidad que contiene una vida según esos pilares», les enfatiza.
En el pilar de la confianza había «un agujero gordo, gordísimo» en aquel momento, a su juicio. Lo que trasluce que algunas de las denuncias internas de familiares de novicias captadas por las HAM habían llegado a oídos de la superiora y su núcleo duro de directoras espirituales, las «once» como se las llama coloquialmente en dicha asociación y entre las que destaca que Clara, mano derecha de Marimí. «El primer pilar que el enemigo ataca o está atacando es la confianza. Es muy fácil atrapar la confianza, porque tenemos defectos. Y te pueden colgar cualquier cosita y cualquier defecto», advierte la líder de las HAM a sus fieles. «El demonio te hace ahora una pirueta, te hace una ecuación matemática lógica, perfecta para concluir. ¿Ves? No tienes porque confiar. Las hermanas no siempre tienen razón. De verdad, que no tenemos siempre razón. Pero el punto no es el contenido. El punto es la separación, la desconfianza, la desunión», prosigue con vehemencia.
El tercer pilar en el universo HAM es la «comunión», igualmente atacada por fuerzas maléficas, en su opinión. «Ojo con los ataques a la confianza, porque vuelvo a decir, el demonio utiliza parte de la verdad, parte. Y ojo con la comunión. ¿Cómo ataca el enemigo la comunión? Abriéndote los ojos y de pronto, te das cuenta de todos los fallos en todos los demás», les dice en su admonición.
Ante los ataques «a la visión sobrenatural y lo que es una realidad de Dios», la líder de las monjas HAM exige cerrar filas con el cuarto voto de los estatutos de la asociación, «el voto perpetuo de fidelidad». «¿Qué significa eso?», se pregunta la propia Marimí. «Que la obediencia es obediencia. La obediencia es que yo me pongo disponible a Dios a través de un instrumento que creo que me están dando. O sea, que está escuchando a Dios y me está trasmitiendo lo que el Señor quiere, no se lo está inventando. Entonces, vivir en la doctrina sobrenatural y divina significa vivir en una entrega de negación de ti mismo, en una entrega de elegir los bienes evangélicos por encima de los bienes materiales», pone de ejemplo.
«El demonio ataca la visión sobrenatural»
Además, la líder de las HAM incide a los laicos de su organización en que deben ser conscientes que tener «un hijo del amor misericordioso que viva realmente el carisma» que ella pregona, puede que no sea bien aceptado en algunas familias. «No os van a entender los buenos, no os van a entender. Y vosotros muchas veces no vais a entender a las hermanas», plantea a modo de símil.
«Cada persona tiene su camino de santidad y tu camino de santidad no tienes por qué entenderlo como otra hermana u otro hermano. Y con esto no quiero decir que nosotros somos de esta morada y que somos fantásticos y los mejores. No, no somos los mejores. Pero sí es verdad que el Señor, a través del padre (Antonio) Mansilla, nos ha comunicado una sabiduría espiritual que traspasa las terceras moradas», señala refiriéndose al jesuita que fundó las HAM y a las sucesivas etapas de la vida espiritual que santa Teresa de Ávila describió para llegar a Dios. Las terceras moradas -de un total de siete- son las de la vida virtuosa, en la que la persona pone «en orden su vida» y reza con regularidad.
A esa visión «sobrenatural» y próxima al misticismo, Marimí advierte a sus feligreses de que Satanás merodea sin descanso. «El demonio ataca la visión sobrenatural porque el instrumento preferido del demonio es la racionalidad, la racionalización, la logilización incluso de lo espiritual», plantea con su habitual coletilla de «¿se entiende?» con la que finaliza casi todas sus explicaciones.
«Tenemos que defender la visión sobrenatural y divina. ¿Sabéis cuándo estamos débiles en la visión sobrenatural y divina? Cuando estamos tibios. El tibio no entiende. O sea, al tibio le repugna la visión sobrenatural. Cuando a tí Dios te pida algo, cuando tú en la dirección espiritual veas que Dios te está pidiendo algo que supera tu razón y que te estás intentando justificar con la racionalidad para no aceptar eso como voluntad de Dios, pregúntate. Pregúntate si estás en fervor o estás en tibieza. Pregúntalo con sinceridad, que no pasa nada», les insiste en su alocución. A varios de ellos se les escucha de fondo responder con un ‘sí’ afirmativo.
Marimí les exige «estar activos en la entrega a Dios», porque si no el mundo «nos come», dice dirigiéndose a las HAM. «Y viene uno y te dice una palabrita, una frasecita y ya está muerto espiritualmente. Porque te lo has creído, porque no has visto que el demonio está queriendo atacarte en tu fervor, en tu fervor. ¿Se entiende?», les inquiere de nuevo. «Pues puede pasar que te pongas en contra, que el demonio te dice eso y te pongas en contra de la hermana, el hermano, el instrumento que el Señor está utilizando para decirte eso. Lo que no va a pasar es que tú vas a hacer examen de ti mismo y te vas a dar cuenta que no estás recibiendo bien eso, porque tú mismo no estás bien colocado», añade.
Tras ello, la entonces superiora general de la asociación entra de lleno en las críticas internas que habían aflorado en los meses previos, aunque evita señalar a alguien en concreto. «Hay una situación en la comunidad que alguien viene diciendo, que se nos dice que no está bien. Se dice que nosotros obligamos a la gente a tener vocación», expone María Milagrosa Pérez antes de dar paso a un miembro de la asociación que había vuelto al redil tras un largo distanciamiento. «Me alegro que estés. ¿Te hemos obligado a tener una vocación? ¿Cuántos años hemos esperado que tú volvieras? Ocho. Ocho años, hermanos. Ocho años», repite con insistencia para dar a entender que los ingresos exprés de novicias, con apenas 18 o 20 años, no son la regla general.
«Lo que el demonio quiere es desunir, que desconfiemos unos por otros, que veamos los defectos por encima de las gracias»
La líder de las monjas HAM admite, a renglón seguido, que hay muchas cosas «que se dicen de la comunidad que hacemos mal» y que «evidentemente» las tienen que corregir. «Claro que sí. Pero nuestra espiritualidad, la espiritualidad del corazón, es una ritualidad de la confianza. Y si estamos en un entorno hablando, yo estoy hablando con el corazón abierto y confiado. Y no estoy pensando que mi palabra la vas a manipular después, o que la vas a interpretar después y, además, la vas a utilizar contra mí», les advierte.
Marimí insiste a sus seguidores que les habla «en confianza» y pide reciprocidad en su intento de evitar fugas internas. «Tened mucho cuidado con las desolaciones. Las desolaciones, simplemente, lo que el demonio quiere es desunir, que desconfiemos unos por otros, que veamos los defectos por encima de las gracias, por ejemplo. Que no recibas la voluntad de Dios, por ejemplo, o que la recibas y la malinterpretes», subraya.

La obsesión de la líder de HAM es que el grupo de laicos no se fracture a raíz de las denuncias. «Ser fieles, ser fieles. Y si algo no encaja, ponte delante del Señor y mira a ver esto que no me encaja. Es que yo tengo que cambiar esto que no me encaja. Es una malinterpretación. Esto que no encaja, viene de ti. Y oye, tengo a lo mejor que hacer algo. Pero no os creáis toda la maldad del enemigo, porque es que entonces, primero, si hay división, si hay separación, esto se va, se va, se va, se va, se va. O sea, debemos luchar por algo que viene de Dios. Porque yo creo que todos tenemos claro que esto es de Dios», les hace hincapié
«Yo le digo muchas veces a las hermanas que la relación que tenemos, por todo lo que el Señor actúa a través de mí, ahora resulta fácil entre comillas. Pero cuando yo no sea la superiora, ¿vais a creer que Dios también se está comunicando a través de la superiora?, (…) Hay que creerlo. Pero no por Clara, no por el instrumento, sino porque el instrumento se debe de poner en vaciamiento de sí misma para comunicar la voluntad de Dios. Que es lo que queremos todos, el vivir la voluntad de Dios», reitera la religiosa intentando que las filas estén prietas.
«Pero, por favor, no os dejéis convencer por el enemigo porque el enemigo está acechando. A ver por dónde. A ver por quién. Y normalmente el enemigo ataca al más débil. Entonces, si el enemigo te ataca a ti es porque tú eres el más débil. Así que cuidadito. El débil que se fortalezca, porque van a por él y a través de él, a toda la comunidad», les dice en la parte más tensa del monólogo. «¿Estás enfadada ahora?», le pregunta precisamente uno de los laicos. «No me enfada, no me enfada», replica ella. «He tenido que hacer un proceso interior con Dios. Y cuando yo estoy débil, el demonio también me hace creer ciertas cosas porque yo experimento mis propios defectos. Nadie conoce mis defectos mejor que yo misma, nadie conoce mi debilidad, que soy súper débil», asegura.
Los estatutos secretos de la asociación
La última parte del sermón de Marimí se centra en los estatutos de la asociación, que pocos han podido leer por escrito y solo con la condición de devolverlos de forma inmediata. Una especie de decálogo secreto que únicamente se ha repartido entre las directoras espirituales. La líder de la HAM se muestra huidiza en este sentido y solo se compromete a enseñarlo «a lo mejor en alguna reunión». «Os lo pueden dar a leer. De hecho, lo vamos a ir viendo a lo largo de todo el método. Si lo queréis ver, pues que os lo enseñen. Lo veis y después lo devolvéis. O sea que es un texto público. No hay nada que ocultar, ahí está todo dicho, está todo explicado», les insiste.
«Al final, os lo podemos entregar personalmente. Yo pediría, por favor, que si lo hacemos así, que no llegue a las manos de los que lo malinterpretan y entonces sí nos haga daño. (…) Es como una forma de guardarnos del enemigo, porque un hecho cualquiera, el hecho más, más grande de la historia de la Resurrección, se puede utilizar para bien o se puede utilizar para mal. Y donde hay alguien malo que quiere hacer daño, lo utiliza para mal. Entonces cuando yo digo oye, por favor, cuidad eso, que sea para nosotros, no es porque yo sea una persona…, sino que confiando en vosotros, que estáis guardando el tesoro del carisma. Va a parecer un poco fuerte lo que voy a decir, pero espero que lo entendáis. El Señor dice: no echéis perlas a los cerdos», concluye.